Te podré perdonar

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Narrador: Él le da la espalda y sale caminando, decidido a dejarla y no retroceder, cuando ella con el poco aliento que le queda le llama.
Jade: ¡Leroy, Leroy!
Narrador: Jade rápidamente se levanta del suelo y corre hacia él, tomándolo por el brazo lo detiene.
Jade: ¡Permíteme hablarte, Leroy, solo detente por favor!
Narrador: Él queda paralizado al sentir su mano y escuchar su voz, pero su orgullo herido no le permite a Jade que se le acerque, haciendo un gesto violento, la tira al suelo y sin mirar atrás continúa su camino, pero le era imposible y respira profundamente, estremeciéndose en su interior al sentir como grita de pasión ese amor tan profundo que sentía por esa mujer; decide regresar, parándose frente a ella, le extiende la mano levantándola del suelo; poniendo  distancia entre los dos, la ayuda a sentarse en el banco, donde tantas veces juraron amarse, Jade percatándose del dolor que el sentía, agarrándole la mano lo hace sentar y le habla.
Jade: Solo te pido que me dejes hablar por favor y si es posible no me interrumpas, te ruego que dejes las preguntas para el final, te lo explicaré todo y responderé todas y cada una de ellas.
Narrador: Ya agotado de tantas preguntas sin respuestas, de todos esos largos años de sufrimiento decide escuchar lo que fuera, sentándose a su lado con su mirada al cielo le responde.
Leroy: ¡Está bien te escucharé, te daré la oportunidad de explicar lo inexplicable y solamente lo haré para cerrar este capítulo de mi vida!, adelante, te escucho.
Narrador: Ella suspira profundamente estremeciéndose de miedo pues aparentemente todo se terminaría entre los dos luego de aquella conversación, decidió contarle todo sin omitir cosa alguna y con todos los detalles le comentó lo ocurrido, él se consumía en su interior, no podía creer que todo eso pudiera ser verdad y con ironía la interrumpe.
Leroy: ¿De qué película sacaste esa historia? Además, decidí escucharte porque me lo pediste, pero no creo que tengamos edad para cuentecitos de hadas, dime ya no te es suficiente, ¿pretendes seguir haciéndome daño? ¡Te has vuelto loca si piensas que te voy a creer ese cuento!, ¿pretendes seguir jugando conmigo?
Narrador: Leroy se para y Jade lo detiene por el hombro e intenta consolarle, ella le habla en un tono dulce.
Jade: Tranquilo, no te alteres, sé que tienes todo el derecho de creerlo o no, si para mí misma parece sacado de una película de terror, pero solo yo sé lo que pasé, cuánto sufrí sin poder tener el control de mi vida; pero tengo las pruebas contundentes, tengo la carta del hombre que me liberó y las investigaciones del FBI, que confirman cómo pude regresar a mi país y todo por lo que atravesé. Precisamente aquí  los traigo conmigo, pretendía mirarlos y recordar de dónde me había rescatado Dios; en mi dolor decidí venir aquí al lugar de donde jamás hubiese querido despegarme, necesitaba  recordar nuestros mejores momentos y recuperar fuerzas para salir a buscarte, el tiempo se me agotaba y no quería que las autoridades te informaran mi regreso, sin que antes yo pudiera verte, espera toma los papeles, por favor léelos y solo después podrás decidir lo que te sea mejor; ¡ah, entre ellos está la carta que me hizo el hombre que me liberó!
Narrador: Ella saca de su bolso los papeles, que guardaba en una pequeña carpeta y se los entrega, él por su lado los toma y le habla haciéndole fuertes reclamos.
Leroy: No creo que deba leer una carta que otro hombre hizo para ti, pero si tú me lo pides lo haré, aunque solo sirva para darme cuenta que continuaste con tu vida.
Narrador: Ella se levanta del banco camina unos pasos y se detiene de espalda a él, pues sentía vergüenza de su pasado, él toma al azar entre los papeles y lo primero que toma es la carta que Charlé le había dejado a Jade, sus ojos repasan aquella declaración de amor y no logra interiorizar lo escrito, los celos se apoderan de él y estalla en ira, el enemigo le cegó y no logró ver su trampa, dejándose llevar por ese sentimiento maligno, le tira los papeles y le grita marchándose y dejándola sola.
Leroy: ¿Dime qué te pasa? ¿Acaso perdiste la razón? ¿Cómo te atreves a restregarme en mi propia cara tus romances, estás loca? Toma tus recuerdos y si tanto los necesitas vuelve con ellos, pero a mí déjame en paz, y otra cosa ¡nunca más vuelvas a acercarte a mí! ¡Me entendiste!
  Narrador: Jade no le responde, con sumo dolor y totalmente quebrantada comienza a recoger hoja por hoja los papeles y susurra.
Jade: Padre ayúdame, él no ha logrado entender nada, ayúdalo a comprender lo que para nosotros es tan imposible, pero sé que para ti no hay tormentas, que tú no puedas calmar, solo muéstrale el camino correcto y pon un ángel en su camino.

Cuando Dios Toca A La Puerta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora