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Por mas que trató de buscar a Aziraphale no pudo encontrarlo en ninguna parte, no es como si la habitación de Elizabeth fuera muy grande, pero definitivamente no estaba en ella. En un par de minutos aparecieron médicos y tras un breve análisis pudieron ver la milagrosa recuperación que había tenido la paciente.

-"Nunca había visto nada igual, sus quemaduras están casi imperceptibles"-El doctor removió una de las vendas de sus brazos mientras seguía conversando con sus colegas.

Cuando escuchó esto, Crowley decidió salir de ahí, ya era momento de agradecerle a su ángel como correspondía. Fue a tomar la manilla de la puerta, pero en cuanto lo intentó, su cuerpo traspasó el material. Miró su reflejo en el vidrio y pudo ver como detrás de él se encontraba Beelzebub a sus espaldas, antes que pudiera hacer cualquier cosa, sintió la mano del príncipe del infiero en su hombro y en un abrir y cerrar de ojos se encontraban en el infierno.

-"Lo que hicissste fue tan impresionante que me mandaron a mí a buscarte para darte las buenas nuevas" – El demonio rodó los ojos – Pasa a la sala de sssiempre y espera ahí.

Crowley no entendía lo que estaba pasando, se fue a la sala de reuniones, la misma donde tantas otras veces le había tocado exponer sobre sus tentaciones a humanos. Todo seguía normal, o como la ultima vez que lo vio. Paredes grises, techo humeante, algo nada acogedor pero el demonio se sentía a gusto en ese lugar.

Al poco tiempo ingresaron los altos mandos del infierno, se sentaron en unas sillas más altas que Crowley no había visto en un comienzo (o tal vez se materializaron en cuanto llegaron) Los príncipes del infierno se sentaron en sus tronos y con un ademán con sus manos lo invitaron para que se acercara.

-"Demonio Crowley, hace un tiempo atrás te enjuiciamos por prácticas indebidas con un ángel y la cancelación del Armagedón"- La voz de Aamon sonaba dura como siempre.

-"Pero dados los últimos acontecimientos ocurridos en la Tierra, hemos decidido darte una nueva oportunidad" – Dijo Belfegor con un bostezo.

-"Sus excelencias, creo que voy a necesitar más información acá, no entiendo lo que está pasando"- Crowley intentaba seguir el ritmo de la conversación, que hasta ahora no tenía ningún sentido, solo pensaba en que tal vez podría preparar algunos panes para celebrar con Aziraphale.

-"Hiciste algo que a ninguno de nosotros se nos ocurrió jamás, has sobresalido con tus acciones: eres el primer demonio que hace que un ángel rece para su propio beneficio"- La envidia en las palabras de Leviatán sonaba fuerte –"El ángel al que llaman Aziraphale fue tentado por ti, sucumbió a tus deseos y realizó un milagro para tu propia conveniencia, o sea, Aziraphale le hizo un favor al infierno".

¿Qué? Crowley quedó mudo, en ningún momento lo había visto de esa manera, el solo pensaba en el bien de Elizabeth. De pronto un pensamiento comenzó a agitarse en su cabeza "Lo hiciste porque sentías culpa, porque por tu culpa ella estaba en ese estado...querías que la sanara para no sentirte responsable de ello"

-"Crowley, no nos extrañaría que Aziraphale llegara por estos lugares pronto, mal que mal, tiene pasta de ángel caído. ¿No lo crees? - La voz de Aamón lo sacó de su ensimismamiento.

-"Bueno Crowley, te has ganado el regreso acá, no más exilio. No tendrás un ascenso, pero si te tocará más trabajo de escritorio"- Los príncipes del infierno miraron en dirección de Lucifer, quien asintió en silencio y luego de un chasquido desapareció con silla y todo. El resto de los principados desaparecieron tras de él, dejando a Crowley en medio de todo, aún más confundido que antes.

Crazy Little thing called loveWhere stories live. Discover now