Capítulo 6

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"A reír en la lluvia"

"Cuando los ángeles nos visitan, no escuchamos el susurro de las alas, no sentimos el roce de las plumas; pero sabemos su presencia por el amor que crean en nuestros corazones." – Anónimo


Los altos álamos se balanceaban con el paso de los céfiros de la tarde. La brisa, fresca, crujiente y vigorizante envolvía con sus largos brazos a las dos chicas que estaban vagando sin rumbo por los senderos de un parque local en Cheongju. Roseanne y Lalisa se tomaron de las manos al mismo tiempo en que se dejaban sumergir en la feliz atmósfera que se cernía en aquel vacío lugar como si fueran gaviotas. Los rayos de oro refinado se filtraron por el follaje de los árboles revistiendo la acera cementada y pintando sus caras en naranja y rosa. En un golpe de suerte, su vehículo se había muerto cerca de la frontera de Cheongju, a sólo unos metros de distancia de una parada de autobús. Lisa había aconsejado abandonar el coche allí, cerca de una zanja al lado de la carretera, por si quizá alguien de por ahí decidera recogerlo y traerlo de vuelta la vida. Tomando el autobús y preguntándole al conductor por las direcciones, la pareja se bajó en la parada al lado de la calle donde se encontraba el parque y la estación de trenes. Decidiendo no desperdiciar el clima perfecto, Rosé ofreció ir a dar un paseo antes de tomar la una hora y media de viaje en tren.

"Oye, esto es agradable", comenzó Lisa con una sonrisa brillante que hacía juego con el brillo de sus ojos. Giró el brazo que sostenía la mano de la castaña, una forma de comunicación del corazón que no necesitaba palabras. Convirtiendo su paseo sin prisa en un salto, arrastró resignadamente a Roseanne por lo largo del camino que serpenteaba junto a los árboles envueltos en un inigualable color rosa.

La chica más alta soltó una risa corta de manera jovial viendo el jubiloso estado de Lisa. "Mira, ¿No te dije que era una buena idea?"

"Sí, me recuerda a la primera vez que nos conocimos"

"Ah, ¿Te refieres a la vez en que me hiciste llorar?", bromeó Rosé.

"¡Estaba intentando ser tu amiga!", se defendió Lisa con una mueca, "No es mi culpa de que fueras tan sensible. Rosie, sólo reconoce que eras una llorona en ese entonces"


La otra chica puso los ojos en blanco en respuesta antes de escanear el área casualmente. Sus ojos se detuvieron en una pequeña cabaña donde vendían golosinas y aperitivos varios. Roseanne inconscientemente se lamió los labios mientras férvidamente se comía con los ojos los cubos de helado que se alineaban en el mostrador entero. Instintivamente, acarició el bolso de gran tamaño que tenía atado por encima del hombro y hacia abajo hasta la cintura antes de comenzar a hurgar dentro de su cartera.

"Lalice, ¿quieres un poco de helado?"

"Deja de cambiar el tema", replicó su mejor amiga, Rosé suspiró

"Bien, bien, era una llorona... y tú, tú eras la matona que victimizaba a una inocente llorona. ¿Feliz? - Ahora vamos por un helado", exclamó mientras guiaba a Lisa hacia el pequeño puesto.

Después de caminar unos pasos hacia la cabaña, Rosé se detuvo abruptamente después de sentir un fuerte apretón presionando la mano con la que se aferraba a su mejor amiga. Con una mezclada expresión entre preocupación y confusión, se dio la vuelta para encontrar un rostro pálido. El estado físico de Lisa había cambiado rápidamente, y eso la asustaba.

"Lalice, ¿Qué pasa?"

Lisa dejó escapar una risita nerviosa, aunque no sonó cómo una en lo absoluto, su respiración era profunda, por lo que sonó más cómo un gemido débil en su lugar. "Estoy bien... sólo me vino un mareo por un momento"

Buscando ángeles [Adap. Chaelisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora