Capítulo 16

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El domingo era el único día que podía descansar quedándome en casa, era un día que ansiaba y necesitaba para reponer energías y luego enfrentar la dura y horrible realidad el resto de la semana, pero como es bien sabido a estas alturas, mi vida estaba lejos de ser relajada en algún aspecto u horario.

Así pues aquella madrugada, cuando volvía del trabajo en compañía de Adam, soñando con mantas tibias y un chocolate, recordé de pronto que en la noche me esperaba un incómodo compromiso.

Contra todo pronóstico iría a la fiesta de cumpleaños de Aarón.

Llevábamos una semana usando el laboratorio de su empresa familiar y Sabrina había contactado a un paciente al que conoceríamos pronto, quien voluntariamente nos dejaría hacer pruebas en sus células. Todo era demasiado loco y surrealista, si me lo preguntan, me sentía como parte de uno de esos programas científicos y al final terminé entusiasmada por mi participación en el proyecto, incluso se lo había contado a mamá, quien a su vez lo había comentado con la vecina y pronto todos en el pueblo hablaban de la hija científica de la enfermera Mariana. Luego de eso me fue realmente difícil aclararle que más bien era una colaboradora despreciable...

Como sea, aún necesitábamos los fondos para comprar ciertos reactivos y era allí donde entraba yo.

El domingo a las ocho paso por ti —me había dicho Aarón, increpándome como solía hacer, para luego darme un paquete. Más tarde descubrí que en su interior había un elegante vestido de fiesta.

Al parecer su padre, el famoso bioingeniero Dante Benzini, no habría concretado la transferencia para financiar la investigación y no lo haría si no llevaba a su novia a su fiesta de cumpleaños. En algún punto de mi vida había pensado que mi madre era extravagante, pero la familia Benzini le daba un nuevo significado a aquello.

—Estas muy callada. —comentó Adam, engullendo los capcakes que había tomado para él aquella noche.

El último tiempo aquello funcionaba así, el pasaba por mí y yo lo alimentaba con comida calórica, rancia o que se hubiera caído al suelo... no estaba segura qué sucedía entre nosotros, él simplemente caminaba conmigo, conversábamos tranquilamente sobre música, libros o películas que nos gustaran y luego se iba, nunca intentaba nada, ni se comportaba como el idiota del principio, así que estaba profundamente confundida con su cambio tan abrupto. Sin embargo, por paz mental había decidido ignorar sus motivos y solo aceptar su presencia, pensando en aquello como el inicio de una extraña amistad.

—No es nada... solo estoy muy cansada —Adam abrió la boca para decir algo, pero antes de que lo hiciera lo interrumpí—, no voy a renunciar.

Él se encogió de hombros, dándose por vencido.

—Es tu salud —concluyó—, como sea, no tardarán en clausurar el local.
—Cállate —mascullé dándole un golpe en el hombro, él respondió quitándome la gorra que usaba, dejando al descubierto mi abundante cabello despeinado-. ¡Dame eso!

Él hizo un gesto burlón, levantando sobre mi cabeza la gorra, evitando que la tomara.

—Eres un abusivo.
—Y tú una enana.

Inflé las mejillas, enfadada por sus palabras y su estúpida risa, una vez más intenté tomarla dando unos brincos, pero aquello solo logró que riera con más ganas, algunos mechones de cabello cayeron sobre mis ojos y de pronto solo quería patearlo y recuperar mi tonta gorra. Me abracé de sus codos para tomarla, aunque la diferencia de altura era notoria y la fuerza con la que tiraba de él era más bien inútil. Aún así estaba tan decidida a quitársela de las manos que di un salto más mientras caminaba de espaldas, asi que pronto acabé por tropezar, jalándolo conmigo antes de caer. Cerré los ojos ante la inminente caída y pérdida de la dignidad, si es que aún me quedaba algo de eso.

Círculo Vicioso [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora