Capítulo 10

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Desde que en la clase de química biológica me emparejaron con Aarón, no solo debía verlo nueve horas a la semana para someterme a su voluntad, sino que otras cuatro horas me veía obligada a soportar su presuntuosa presencia, su cara de amargado crónico y sus desplantes cada vez que intentaba trabajar con él.

Aquel día se encontraba ignorandome deliberadamente, usando unos audífonos mientras leía un libro que nada tenía que ver con química, pues al parecer era demasiado inteligente para esa clase y no necesitaba enterarse de nada, mientras yo leía sobre código genético para trabajar en las posteriores pruebas experimentales. Lo miré sin disimulo, como siempre tenía el cabello despeinado, dándole un aire salvaje, aunque las gafas de marco grueso que usaba le daban un aspecto intelectual, por otra parte la barba bien afeitada, los ojos intensamente verdes, la nariz recta y la piel tersa lo hacían ver como una escultura perfecta, me pregunté por un segundo si acaso era consciente de que todos en aquella habitación, incluida la profesora, le lanzaban miradas soñadoras continuamente y odié a la genética por darle tanta belleza a un ser tan despreciable.

— Podrías colaborar un poco, para variar. —le dije, quitándole un audífono.
—Ya te dije que tengo todo resuelto desde hace mucho.
—Pues entonces no te será difícil rehacerlo conmigo.

Aarón entornó los ojos, cerró su libro y me miró con aburrimiento.

—¿Qué objeto tiene perder el tiempo en hacer algo que ya tengo?
—Tenemos que compartir treinta clases de dos horas, cada una con técnicas expositivas e interrogativas, lectura dirigida y/o medios audiovisuales... ¿lo sabes no? Nos veremos mucho y eso implica un intercambio de ideas y debate... —dije con cierto hastío—, tu trabajo individual no tiene el mismo valor que uno enriquecido por el debate grupal. —hablé, tratando de sonar convincente y segura, aunque sospechaba que él diría algo inteligente y odioso para hacerme quedar como una tonta, para luego seguir ignorandome. Lo extraño fue que no lo hizo, sino que su expresión cambió y me miró con cierta curiosidad.

—Bien —Aarón apoyó el mentón en el dorso de la mano y enarcó una ceja—, expone tus ideas pues...

Me sentí un tanto desconcertada por la mirada sin rastros de ironía o burla, de hecho se veía interesado y hasta afable. Aquello era algo sospechoso, por lo que decidí irme con cuidado.

—Bueno.... eh... en realidad tengo algunas dudas sobre esto —titubeé tontamente señalando mi libro, Aarón se inclinó para mirar y luego sonrió, es decir, sus labios se curvaron sin que transmitiera el sarcasmo o tedio habitual.

—Eso es fácil —y entonces él me explicó todo sobre el código genético, lo hizo de una manera clara, concisa y agradable. Aarón era realmente bueno para enseñar. Mientras hablaba un par de veces levanté la vista, su cabeza estaba a centímetros de la mía y su voz sonaba áspera y firme —, ¿lo entendiste?
—Sí, gracias.
—Eso no es exponer ideas ni enriquecernos con los conocimientos del otro —dijo sin alterar su tono—, pero está bien, puedo enseñarte.
—Solo porque despejaste unas dudas no significa que lo sepas todo.
—Claro que lo sé todo.
—Engreído.
—¿Por decir la verdad? —preguntó burlón.
—Pregúntame algo, también puedo enseñarte.
—No lo necesito.
—Solo pregunta algo, Benzini. —musité con un dejo de amenaza en la voz.

Aarón entornó los ojos, luego abrió el libro en una página aleatoria y sin siquiera mirar el titulo lo señaló con el dedo.

—Genial... ahora solo abre tus orejas y escucha.

Seguidamente le hablé de regulación metabólica, lo di todo, haciendo mi mayor esfuerzo para demostrar mis conocimientos, luego de un rato levanté la vista y noté que me miraba directamente, aunque tuve dudas sobre su atención.

Círculo Vicioso [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora