Capítulo 29

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¡Hola! Este capitulo es largo, pensé en dividirlo, pero finalmente no encontré un buen punto para hacerlo, espero no resulte tedioso porque tiene escenas muy importantes.
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***

El día siguiente a todos los eventos catastróficos vividos, por fin respiré algo de paz. Gastón se había estabilizado una vez más, por supuesto no se encontraba fuera de peligro, sin embargo teníamos una luz de esperanza otra vez. Sabrina, por su parte, estaba cabizbaja y más callada que de costumbre, aunque con un ánimo un tanto mejorado, no volvimos a saber de Mike, y en cuanto a Aarón... estaba distante, distraído y ajeno, casi no habló conmigo las horas que compartimos en los laboratorios, tampoco tenía noticias de Adam y Dante misteriosamente me había concedido el día libre, así que para cuando acabé mis tareas con el más joven de los Benzini, me dispuse a tomar mi abrigo y prepararme para ir a casa.

— Ya me voy. —anuncié y Aarón hizo un gesto frívolo con sus manos, sin dejar de teclear en su computadora. 

Su actitud me causaba una molestia que brotaba desde mi estómago y subía por mi laringe hasta convertirse en furia que irremediablemente se manifestaría a través de insultos, a menos que saliera pronto de allí. Giré el pomo y estuve a punto de marcharme, sin embargo mis impulsos solían ganar a mi raciocinio y aquí veríamos una demostración de ello otra vez.

—¿Vas a hacer eso siempre? —le pregunté, cerrando la puerta súbitamente tras de mí. 
—¿De qué hablas?
—Te acercas a mí, te conviertes en una persona normal, confías tus debilidades y dices cosas agradables, para luego volver a recluirte en su personalidad sombría y enajenada.
—¿Me consideras enajenado? —cuestionó, sin alterar su tono, mientras se quitaba sus lentes.

Resoplé, cruzándome de brazos. Allí iba de nuevo, cada vez que intentaba tener una conversación con él, desviaba la charla con preguntas estúpidas hasta hacerme olvidar el objetivo principal.

—¿Qué harás con respecto a Alessandro? 
—Lo resolveré. Solo.

Lancé mi mochila al sofá y me planté frente a él, bastante cabreada para contenerme. 

—¿No confías en mí? Yo sé que puede ser peligroso, pero justo por eso deberías contar con alguien. 
—Dayan, no voy a exponerte.
—Entonces le contaré todo a Dante. Le diré que lo sabes todo.

Aarón me miró iracundo, en sus ojos claramente podía leer un "no te atreverías", pero claro que me atrevería, solo faltaba saber si él se arriesgaría a eso o no.

—Iré a la casa de Samuel y obtendré esos documentos que incriminan a Alessandro en primer lugar.—musitó, visiblemente furioso.
—¿Cómo harás eso?
—Roxy me dio las llaves de su casa hace unas semanas, ¿recuerdas? lo olvidé por completo así que no se las regresé. Casi todo el día Samuel está trabajando, lo que significa que tendré vía libre.
—Bien, entonces iremos juntos.

Él exhaló ruidosamente por la nariz, me miró con resignación y se reclinó en su silla, dejando de lado lo que estaba haciendo. Por mi parte, lo miré con triunfo, disfrutando de mi victoria. 

Ganarle a Aarón era una sensación fabulosa, de hecho chantajearlo podía volverse una costumbre para obtener todo lo que quisiera de él,  solo tenía que descubrir más secretos familiares.

—Pasaré por ti más tarde.

Y así fue, ese mismo día en la tarde me encontraba abordando su auto. La vecina del segundo piso me miraba con cara de repugnancia, supongo que ver con tanta frecuencia autos de lujo esperando para recogerme despertaba su imaginación.

Círculo Vicioso [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora