Capítulo 18

83 13 0
                                    

Atchis

—¿Cómo está el pollo con guarnición?-preguntó el cliente.

—Excelente —respondí reprimiendo un nuevo estornudo.

— Aunque las hamburguesas también suenan bien. —repiqueteé el lápiz en mi libreta esperando para tomar la orden—, o quizás un churrasco, ¿qué sugieres tú?

Comer en otro lugar.

—Las hamburguesas vienen acompañadas con papas y una bebida.

Escuché la campana de la puerta y miré de soslayo cómo un cliente tomaba una mesa cercana. Hacía frío y a esas horas de la noche no recibíamos a muchas personas, entorné los ojos impaciente y fingí una sonrisa volviendo mi atención a la persona que atendía.

—Bien, hamburguesas... o...

—Hamburguesas, excelente elección.-! —dije, sin darle tiempo a cambiar de opinión y me dirigí rápidamente a la siguiente mesa.

Me quedé estática al ver a Adam. De inmediato recordé nuestro último encuentro, ya habían transcurrido cuatro días desde entonces y en todo ese tiempo no tuvimos ningún tipo de contacto, aquellos días me dediqué a las clases, a asistir al laboratorio en la empresa de los Benzini, y a trabajar en los turnos nocturnos, esta vez sin encontrarlo a la salida de camino a casa. Después de ese tiempo estaba decidida a no pensar más en él ni en sus crueles palabras, no volvería a llorar jamás por nada relacionado a Adam Evans, pues no valía la pena nada que tuviera que ver con él. De inmediato tomé una actitud altiva y le hablé con falsa tranquilidad.

—¿Qué haces aquí?

—Vine como cliente, como que se me antojó salir. —respondió con naturalidad.

—¿A estas horas de la madrugada?

—Creí que aquí servían a todas horas, es el propósito de abrir de noche.

Me mordí el labio, tragándome mis sentimientos. Solo había tres personas en el local: un chico que fumaba porros mientras devoraba papas fritas como si no hubiera un mañana, un escritor desempleado y deprimido que vestía pijama y compraba solo un café para usar el WiFi, y el hombre divorciado desesperado por contacto humano.

—En ese caso... ¿qué te vas a servir?

—Nada, solo agua..., espera no. Traje mi botella.

Apreté los puños ya sin poder disimular mi furia, no sabía si el objetivo de Adam era ir hasta allí sólo para molestarme, pero si ese era el caso lo estaba logrando sin mucho esfuerzo.

—Si no consumes no puedes quedarte.

Adam hizo un gesto conciliador muy típico de él, luego tomó unos billetes de su cartera y los deslizó por la mesa.

—Siendo así, una cerveza y maní.

—Solo tenemos segundas marcas, nada acorde a tu fino paladar. —le avisé, él se mostró desinteresado al respecto.

—Está bien, me gusta vivir al límite.

Tomé el dinero bruscamente y me fui sin mirarlo. ¿Qué se supone que hacía allí? Y para colmo con esa actitud despreocupada y casual de siempre, recordé frustrada sus palabras y el desprecio con el que me había mirado la noche del cumpleaños de Aarón, jamás me había sentido tan herida y enojada a la vez.

Pocos minutos después le llevé su pedido y se lo coloqué en frente sin mirarle.

—Servilletas... por favor. —pidió, mientras tomaba unos maníes, sonriendo con suficiencia. Una vez más me coloqué una máscara de indiferencia y saqué un servilletero de una mesa contigua para ponerlo bruscamente en la suya.
—¿Algo más?

Círculo Vicioso [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora