Infancia

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37 años antes…

En una vieja, deteriorada y sucia casa, vivía una familia, cuyos vecinos habían tachado como "problemática". Todos los días se podían escuchar gritos, golpes y maldiciones. Era tanto el alboroto de ese recinto, que en más de una ocasión la policía había acudido para calmar ese ambiente. 

Pero una mañana, con la lluvia cayendo en aquel alejado vecindario, la madre llena de golpes y cortadas, había decidido escapar de ese infierno. 

Aprovechando que su marido se había quedado de ver con unos amigos para beber, aquella mujer sacó todas sus escasas pertenencias y las puso en una maleta. Se acercó a la puerta, pero entonces sus pasos fueron detenidos por un pequeño niño de cabello oscuro, que le sujetaba con fuerza el vestido. 

-¡Mamá, por favor no te vayas!- lloraba desesperado el pequeño, que también se encontraba cubierto con varios moretones. 

La mayor apretó los dientes, decidida a seguir con su camino. 

-Suéltame Ren, necesito hacer esto-

-¡Mami no me dejes con papá, me da mucho miedo, por favor llévame contigo!- gritó el menor con varias lágrimas en los ojos. 

La mayor apretó los puños, y sin ningún tipo de piedad, arrojó al niño hacia la pared, lastimando su cabeza. 

-¡YA ESTOY HARTA DE TODO ESTO!, ¿¡NO LO ENTIENDES!?, ¡SOLO ERES UN MALDITO ESTORBO, UN ERROR QUE ME HIZO PEDAZOS LA VIDA!- tras decir eso, la mujer salió corriendo, azotando la puerta con mucha fuerza. 

Con todo el dolor de su corazón, el pequeño se levantó del suelo, para ir directo a su cuarto, en donde se escondió debajo de su cama, para evitar la ira de aquel demonio. 

Ren estalló en llanto, sin poder creer que ahora estaba completamente solo. 

"¿Por qué nadie me quiere?, yo soy un buen niño, jamás he lastimado a alguien, no entiendo porque todos me odian" pensó el menor, escuchando como el agua caía del cielo. 

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En un hermoso parque, lleno de juegos, flores y espacios para poder practicar deporte. Un grupo de niños corría, esquivando varios obstáculos. Los pequeños se divertían, pero entonces el Sol comenzó a ocultarse indicando que ya era momento de regresar a casa. 

-Que mal, ya debo de irme- dijo uno de los niños para después salir corriendo. 

-Yo también me voy, no quiero que mi mamá se moleste- comentó una pequeña de cabello morado. 

Y así, el parque fue quedando vacío, los menores se retiraron a sus hogares, todos a excepción del pequeño de ojos oscuros. 

La niña de coleta al notar la tristeza en la cara de su amigo se acercó para extenderle la mano. 

-Ren, si quieres puedes venir a mi casa- sonrió Anko. 

Por un instante el menor quiso aceptar la invitación, pero luego recordó lo agresivo que podría ser su padre, así que rechazó la oferta para no poner en riesgo a la niña. 

-Otro dia iré a cenar contigo, muchas gracias Anko- sonrió el pequeño para después salir corriendo dejando a su amiga en verdad preocupada, pues ella ya había presenciado aquel desastroso escenario en donde el pequeño Ren era golpeado por aquel monstruo. 

Cuando llegó a casa, notó que el pasillo estaba lleno de botellas vacías y el aire olía a cigarrillo. 

Pasó saliva nervioso y con cuidado se asomó a la sala, en donde su padre se encontraba comiendo. 

RenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora