Ren había programado el despertador para que sonará un poco antes de la 7 de la mañana. Al ser su primer día como tutor legal de Hidan quería dar una buena impresión, demostrando que podía ser todo un padre ejemplar. Y eso empezaba con armar un buen desayuno.
Con un gran entusiasmo, el creyente se alistó para correr hasta la cocina y sacar de uno de los cajones un libro donde veían recetas bastante llamativas.
-¡Todo tiene que salir perfecto, en algún lugar está la comida ideal para mi dulce y tierno angelito!- gritó el jashinista pasando las páginas.
Y entonces un platillo logró captar su completa atención.
-¡Eso es, haré Hot Cakes, son muy deliciosos y se ven fáciles de preparar, esto será increíble!- Ren corrió a la nevera tratando de buscar todos los ingredientes, sin imaginar que su pequeño proyecto terminaría en un gran desastre.
***********************************
Hidan, que se encontraba durmiendo en su nueva habitación, la cual había sido decorada con temática de música, comenzó a retorcerse en su cama debido a un olor bastante desagradable.
El menor abrió los ojos asustado pues había identificado que se trataba de algo quemándose.
Como pudo abandonó el colchón para luego abrir la puerta, notando que el segundo piso estaba lleno de humo.
El chico se cubrió la boca y de golpe bajó corriendo las escaleras, en busca de su padre.
-¡REN!, ¿¡TE ENCUENTRAS BIEN!?-
Al no obtener respuesta, Hidan entró a los diferentes cuartos hasta que por fin dio con el ex criminal, que tenía una pinta bastante interesante.
Ren estaba prácticamente bañado en harina, sus manos parecían estar pegajosas debido a los huesos que rompió con torpeza, la leche le había manchado los zapatos y en el sartén reposaban dos pedazos de mezcla que a estas alturas parecían trozos de carbón.
-¿Qué se supone que estás haciendo?- preguntó Hidan un poco tranquilo, pero a la vez divertido.
-Yo, yo trataba de prepararte el desayuno- contestó el mayor apenado.
Hidan soltó un gran suspiro, para después apartar a su tutor, y encargarse de apagar el fuego y de limpiar la estufa.
Tras media hora de poner todo en su lugar y ventilar la casa, padre e hijo decidieron tomar asiento.
-Hidan, de verdad lamento todo esto-
-¿Eh?, ¿de qué estás hablando?-
-Era nuestra primera mañana juntos como familia y yo lo eché a perder, soy un idiota-
El pequeño de ojos violetas estiró su mano dándole un pequeño golpe a Ren en la nuca.
-No necesitas ser siempre el padre perfecto, ya para de presionarte-
El creyente agachó la mirada sin creer que Hidan era el maduro en este asunto.
-¿Tu padre también era así de consentidor?- preguntó Hidan con mucha curiosidad, ya que el mayor jamás hablaba de su pasado.
Ren guardó un momento de silencio, tratando de acomodar las ideas en su cabeza, y luego de unos segundos levantó la mirada para dedicarle a su hijo una cálida sonrisa.
-La verdad es que no tuve padres, me abandonaron cuando era muy pequeño, así que no recuerdo si fueron buenos conmigo-
El pequeño abrió los ojos sorprendido, sin saber que cada una de esas palabras eran una gran red de mentiras.