Tres

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Al dia siguiente, cuando el horario del almuerzo llego, Kaghome se levanto de su pupitre con rapidez, tomando la mano de Inuyasha para comenzar a caminar hacia la biblioteca, donde usarían las computadoras.

-Hora de irnos – Le comento, sin dejarlo opinar. Miro a sus amigos que solo sonrieron y comenzaron a caminar tras ellos.

- ¿A dónde vamos?

- A crearte un Facebook, como te lo prometi ayer.

- Cierto. Lo había olvidado – Al llegar a la biblioteca, Sango y Miroku se fueron por su lado mientras ella tomaba una computadora junto con Inuyasha. Mientras lo iba creando, Kaghome le iba pidiendo sus datos personales, lo que el peliplata dudo un poco en dárselos. ¿Seria buena idea hacer esto sabiendo que Naraku seguramente estaría buscándolo? ¿Si lo encontraba por tener una cuenta y lograba llegar hasta su familia?

- ¿Inuyasha? – El aludido miro fijamente a la pequeña que estaba quieta esperando su contestación - ¿Qué ocurre? ¿No quieres crearte una cuenta? No te obligare si no quieres.

- No es eso – La contradijo al instante. No deseaba ver ese rostro lleno de tristeza – Solo que no me gusta mucho la idea de colocar todos mis datos personales.

- Ah. Es eso. No lo haremos entonces. Pondremos todo en privado, no te preocupes.

- Claro. Continua – Y asi fue. Luego de asegurarse de eso, Inuyasha respiro con un poco mas de tranquilidad.

Largos minutos pasaron hasta que todo estuvo listo. Kaghome llamo a sus amigos y, entre risas, comenzaron a sacarse fotos para la nueva cuenta del peliplata. A medida que iba haciéndole cambios, como foto de perfil y de portada, la azabache le explicaba con detalles como se hacia.

-¡Listo! – Se emocionó la azabache, tomo el teléfono de su amigo, el cual ya usaba más que él mismo y, luego de toquetear por aquí y por allá, se lo entrego – Ya te sincronice Facebook con tu celular, ahora puedes mirarlo desde aquí.

- Gracias, Kaghome – Miro su celular, notando el icono azul que aparecía en la pantalla. Un globito rojo, con el numero 24 apareció sobre el mismo - ¿Qué es esto? – Pregunto a la azabache.

- Son notificaciones que te llegan al Facebook – Con su dedo deslizo la parte superior de su celular hacia abajo – Mira, son todas solicitudes de amigos... - Inuyasha se sorprendio al ver como el rostro de la azabache cambiaba de una sonrisa a una mueca de desagrado, la cual no disimulaba para nada – Son todas de chicas.

- Genial – Se acerco Miroku, colocando su brazo alrededor del cuello del peliplata – Dejame ver – Tomo su celular, sin pedirle permiso y comenzó a aceptar a todas – Listo. Ahora tienes muchas chicas que van a morir por ti.

- Pero...

- Deja de hacer, Miroku – Regaño Sango, tomándolo de la oreja – Inuyasha no es un mujeriego como tu.

- Me haces daño, morena – Se quejo, mientras la pelinegra lo guiaba hacia los pasillos del colegio para ir al salón de clases.

- ¿Por qué tantas chicas me mandan eso? – Pregunto con inocencia Inuyasha, haciendo reir a la azabache.

- ¿Acaso no te has visto en un espejo? – Se burlo, siguiendo a sus amigos. Inuyasha la miro extrañado, pero no dijo mas nada. ¿Acaso era un coqueteo de parte de ella?

Las horas que restaban para que las clases terminaran, Inuyasha se la paso refunfuñando por lo bajo al sentir como su teléfono celular vibraba cada cinco minutos. Mirandolo de reojo notaba que eran mas solicitudes de amistad de mujeres. Que detestable. Ya comenzaba a arrepentirse de esa decisión.

NO ME DEJES SIN TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora