Siete

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Luego de lo acontecido con Miroku y de que Inuyasha se calmara un poco, llegaron a la casa de Sango. Al bajar, el peliplata tomo la jaula de Kirara y una caja con las pertenencias de la misma. Kaghome entro a buscarla y tras unos minutos salio con su amiga y sus ojos vendados.

-No quiero imaginar que haras algo para arruinar mi sorprendente look de cumpleaños, Inu – Bromeo Sango, haciendo reir a la pareja.

- Seria incapaz, amiga – Deposito la jaula frente a Sango y, con cuidado, saco a la gatita de su encierro – Cuando cuente tres, quítate la venda. Uno, dos, tres... - La pelinegra hizo lo que su amigo le pidió, para encontrarse cara a cara con esa preciosa gatita. Al principio su boca comenzó a abrirse y cerrarse sin poder omitir palabra, pero cuando reacciono sus ojos se llenaron de lagrimas. Tomo con delicadeza al pequeño animal abrazándola contra su pecho.

- Inu... - Jadeo debido al llanto. Se acunclillo en el suelo, sin soltar a la pequeña que maullaba levemente y lamia el rostro de su dueña – Eres tan bonita – Murmuro, viéndola fijamente – Te llamaras Kirara. Es perfecto para ti – Luego de unos minutos donde los amigos no hicieron mas que sonreir al ver a Sango hablándole a su nueva mascota, la pelinegra se paro para abrazar con fuerzas a su amigo – Es el mejor regalo que me han dado, Inu. Muchas gracias.

- No agradezcas – Con cuidado seco sus lagrimas y beso su frente – El mejor regalo, para la mejor amiga.

- Ahora mi regalo se ve como si te hubiese comprado solo una bolsa con golosinas – Murmuro Kaghome, haciendo reir a ambos.

- Eres una tonta – Con su mano libre, Sango abrazo a Kaghome besando su mejilla – Sabes cuanto deseaba ese vestido.

- Que imagen tan conmovedora – Inuyasha fijo su mirada en ese maldito traidor apenas apareció por la puerta – Te regalaron una rata – Se burlo, mientras veía a Kirara.

- Aleja tus libidinosas manos de mi Kirara – Siseo Sango, abrazándola contra su pecho. Miroku rio pero solo entonces noto la mirada penetrante que perforaba su espalda. Un escalofrio recorrio su columna vertebral y el sudor frio comenzaba a mojar su nuca. Con lentitud giro sobre sus talones encontrándose con una sonrisa retorcida y malvada. Ho no. Eso le iba a doler. Y mucho.

- Amigo...

- Corre – Murmuro el peliplata y no hizo falta nada mas para que los pies de Miroku comenzaron a moverse a una velocidad asombrosa - ¡Eres hombre muerto, maldito pervertido! – Ambos corrieron hacia el patio trasero y ambas mujeres comenzaron a reir al escuchar los gritos de piedad del pelinegro.

- Vamos a mi habitación a dejar a Kirara, cada tanto la voy a ir a ver.

- Si, amiga. Nos turnamos para vigilar a esta hermosa gatita.

***

Luego de la pequeña pelea entre los amigos, volvieron a donde se encontraba la reunión, llena de música, gritos y alcohol. Inuyasha se fue directo hacia Kaghome, comiéndola con la mirada. Por el Ángel, eran demasiadas las ganas de llevarla a una cama.

-Pequeña – Murmuro mientras ponía sus manos sobre su cintura y besaba su mejilla, acariciándola con la punta de su nariz – Ya termine de encargarme de ese maldito.

- ¿Lo golpeaste muy fuerte?

- No, peor. Elimine todas sus fotos de instagram – Sonrio triunfante, logrando que una enorme carcajada escapase de los labios de la azabache.

- Que bien se ven los tortolitos – Se burlo Miroku, aun con su corazón roto debido a su tragedia de instagram - ¿Ya te decidiste a dar el siguiente paso, cobarde? – Volvio a mofar al ver el rostro de su amigo.

- Asi es. Le pedi a Kaghome que sea mi novia.

- ¡Ja! Supuse que no te animarías... ¡Espera! ¡¿Qué?! – Inuyasha rio ante el rostro desencajado de su amigo y, sin preocupaciones, tomo la cintura de la azabache para abrazarla contra su cuerpo, coloco su mano izquierda sobre su mejilla y la beso con tranquilidad, bajo la impresionada mirada de sus amigos.

- ¡Kyaaaa! – Grito Sango, dando saltitos alrededor suyo sin detenerse un segundo - ¡No lo puedo creer! ¡No lo puedo creer!

- Deja de gritar, por favor – Pidio Inuyasha, riendo.

- ¿Por qué no me lo contaste? – Regaño la pelinegra a su amiga que solo sonreía completamente feliz.

- Queriamos darles una sorpresa – Kaghome volvió a abrazar a Inuyasha por su cuello, mientras el ajustaba su fina cintura y reirán al escuchar todas las cosas que su amiga decía.

- Bueno, suficiente. Sueltala – Con muchos celos, Sango aparto a la parejita para abrazar a su amiga y comenzar a saltar ambas como las jovencitas que eran – Quiero ser la madrina de sus hijos, ¿Me has escuchado? Y quiero ser la madrina principal de la boda.

- Si, amiga. Sabes que seras eso y mucho mas – Inuyasha suspiro al ver a esas dos niñas dedicarse tantas palabras de cariño, pero al ver como su amigo estaba concentrado en su teléfono celular, fruncio el ceño y camino hacia el automáticamente. Conociendolo como lo conocía, estaba subiendo otra de sus fotos a instagram.

- Miroku, ¿Qué diablos estas haciendo? – El pelinegro lo miro, pero ya era demasiado tarde. Con una sonrisa diabólica apretó el botón de "publicar" y al instante una noticificacion llego al celular del peliplata.

Definitivamente lo mataria.

NO ME DEJES SIN TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora