4. Controla tu miedo

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Estaba totalmente perdida entre la maleza, la vegetación me iba marcando el camino hacia la salida, hacia mi destino, estaba decidida y motivada a seguir adelante. Pero debía tener una gran concentración, un laberinto lleno de mil caminos distintos me conducía hasta el final del camino, pero un pequeño lapsus, una simple distracción, y perdería el camino por completo, si perdía la sincronización, me quedaría atrapada en un laberinto sin salida.

Los animales que se me cruzaban por el camino hacían demasiado ruido, maldecía para mis adentros el piar de los pájaros y el corretear de los pequeños animales que se cruzaban. Cerré mis ojos, tomé aire y me decidí a dejarme guiar por lo que me rodeaba, solo debía escuchar eso y nada más, así que dejé mi mente vacía de pensamientos. Quizá pasaron horas, perdí completamente la noción del tiempo. Cada vez mi conexión era más y tenía la sensación de que podría echar a correr con los ojos cerrados y encontrar el camino sin ningún problema. Hasta que de repente mi concentración fue interrumpida por unos fuertes sonidos que chocaban contra las ramas de los árboles.

Acto seguido comencé a notar un ambiente mucho más cálido que antes, incluso diría que quemaba. Maldita sea, si seguía iba a perder la sincronización y no podría salir de aquí.

*es el fuego, esta descontrolado, debes hacer que pare. Utiliza a los árboles para transmitir tus sentimientos*

Una voz me indicó que es lo que debía hacer, cogí aire y grité a los cuatro vientos a mi compañero que parase de una condenada vez de jugar con lo que no debía. Una vez la temperatura retornó a su estado original, seguí andando sin perder la concentración con tonterías.

Al llegar a mi destino me encontré con una semiesfera que abrazaba un altar el cual tenía algo en su interior, me acerqué poco a poco intentando no hacer demasiado ruido, pero antes de lograr alcanzar el extraño objeto algo me hizo parar. Unos pasos agigantados se acercaban hacia mí, el suelo retumbaba, no era uno, si no muchos sujetos corriendo hacia mi posición. Intenté mantener el contacto con las plantas que rodeaban mi colocación para averiguar que pasaba, pero me fue imposible, había perdido todo contacto con mi alrededor, algo se acercaba, era peligroso y no sabía qué hacer.

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Logré volver a la normalidad en pocos segundos después de esa ráfaga de aire y me aclaré la vista para ver con más detalle lo que me rodeaba. Era un lugar que lejos de bonito era más bien tétrico y desesperanzador.

La niebla cubría la estancia y tapaba absolutamente todo. Comencé a andar con cautela para evitar tropezarme con nada a mi alrededor. La naturaleza del lugar estaba completamente muerta, no había ni un solo alama en ese lugar, estaba todo vacío y en absoluto silencio. No sabía si pensar que estar solo rodeado de ese vacío me reconfortaba o por el contrario era lo peor que me podía pasar. No había ni una triste luz o un camino claro que pudiera seguir para intentar salir de ese lugar. Caminé un poco más, hasta que encontré un sauce muerto, a sus pies, había una especie de piedra vertical que se asomaba de entre las penumbras.

Me fui acercando sin prisa, y cuando estuve lo suficientemente cerca del objeto, pude detallar que era una lápida, me agaché para leer la inscripción, pero no había nada. Intenté apartar el polvo que la cubría, pero seguí sin ver nada escrito en ella. Cuando reaccioné para levantarme de nuevo, un sonido semejante a algo punzante chocar contra la fría piedra me hizo caer de nuevo cerca del suelo y mirar nuevamente la inscripción, miré con más detalle y esta vez sí pude acertar a ver algo escrito, pero nunca debí leer eso, lo que mis ojos alcanzaron a ver me heló la sangre, mi cuerpo no reaccionaba, pero debía salir de allí YA.

-*Estás muerto, sal de aquí*-

Rodé unos metros por el suelo hasta que fui capaz de ponerme en pie y comenzar a correr. A mi alrededor comenzaron a aparecer muchas más lápidas que me cortaban el paso. Estatuas escalofriantes me señalaban el camino a mi perdición. Maldición, estaba atrapado con algo imposible de describir y no era capaz de salir de aquel maldito lugar.

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