13. Espejo de Sangre

18 4 0
                                    

Frío, calor, una sensación que te consume por dentro, hacer frente a la propia muerte, pero no morir del todo, vencer esos miedos y convertir las pesadillas en sueños. Date cuenta de tu realidad tan confusa de la que es imposible salir. Por eso haz frente a esos miedos, enfréntate a tu creador y despierta de todo lo que te rodea.

Cuando Lux me confirmó que Lonyx no se encontraba en ningún lado sin duda me temí lo peor. Si no estaba cerca, significa que algo le pasó, su habitación tenía marcas de una reciente pelea, y aunque a veces se vaya a pasear nunca se había ido tan lejos.

En medio de las sábanas se podía acertar a ver manchas de sangre aún frescas, esto había pasado hace relativamente poco y nadie se había percatado.

Soul correteaba de un lugar a otro, no estaba manteniendo la cabeza fría y sin duda su preocupación aumentaba por segundos, era casi imposible tranquilizarlo en ese momento. Nos pusimos rápidamente la armadura dispuestos a salir corriendo de allí hacia ninguna parte, no sabíamos exactamente donde buscar, pero si sabíamos algunos sitios donde podría encontrarse.

Neiko estaba seguro de que se encontraría en aquella quinta aldea, pero aun así no quisimos descartar ninguna posibilidad.

Neiko que ya se sabía el camino fue hacia aquella aldea junto a Soul mientras que lux y yo nos iríamos a la aldea del Hielo en su busca. En caso de encontrar algo nos mantendríamos en contacto gracias a los comunicadores de nuestra armadura.

No podía pensar con claridad, en ese momento muchas cosas se pasaban por mi cabeza. Intentaba no distraerme demasiado, teníamos un objetivo claro. El ambiente entonces comenzaba a volverse más frío, lo que indicaba que estábamos cerca.

Cuando llegamos el ambiente era mucho más desolador que antes. La estatua de aquel guardián comenzaba a mostrar grietas algo profundas, daba la sensación de que se rompería en cualquier momento. A diferencia del resto de los guardianes, este no había vuelto a la vida, si no que volvió a convertirse en piedra y a quebrarse poco a poco.

Cuando me acerqué, vi que la nieve comenzaba a ser mucho más espesa, y entre la blanca capa que cubría el suelo pude ver unas pequeñas manchas rojas. En el fino hielo se conseguían ver reflejadas esas pequeñas manchas que parecían gotas de sangre. Pasé mi mano por encima y pude descubrir que era reciente, ya que aún no se había secado.

Después de esas gotas, un camino de sangre por detrás de aquella estatua se lograba ver. Me puse en pie asustado y advertí a Lux. Al principio dudamos de que hacer, pero tras una mirada cómplice decidimos avanzar con paso firme, decididos a enfrentarse a cualquier cosa que pasara.

Cuando giré una esquina comencé a escuchar ruidos infernales que provenían del interior de una de las desoladas estancias, cuando entré esos sonidos se intensificaron. Era como una doble voz que susurraba cosas imposibles. Detrás de unos cuantos tablones de madera mal puestos, entonces lo vi. Una figura casi raquítica que solo era tapada por algunas ropas mal puestas, pelo blanco y escamas por todas partes. Estaba girado y no podía ver su rostro, pero al acercarme se dio la vuelta frenéticamente, en efecto, era aquel niño, Kaldis.

Su sonrisa daba escalofríos y estaba cubierto de sangre por todas partes. Cuando miré mejor vi que con sus afilados dientes se rasgaba la piel, y con su sangre escribía algo ininteligible para mí, unas runas que no comprendía. Simplemente, me horrorizó ver aquella imagen. Me estaba mirando de arriba abajo, pero sin decir una palabra, moviendo sus ojos de un lado a otro como alguien completamente fuera de sí. No quise bajar mucho la guardia, daba la sensación de que se tiraría encima de mí en cualquier momento.

Y en efecto, se abalanzó encima de mí y la sangre que corría por su pálido cuerpo caía sobre mí. Esa sangre se podía decir que incluso quemaba. No sabía quién era ese niño ni qué era, pero viendo su aspecto no podía pensar que era quien podría salvar a Lonyx.

ELEMENTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora