17. Estoy vivo

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El suave y cálido sonido del río, el sonido de paz; un viento muy suave, pero suficiente para hacer bailar a las hojas de los árboles al son de los sonidos de la noche. Pequeñas luciérnagas daban una tenue y cálida luz que hacía que los pies de aquel sauce fuera el lugar más cálido y hermoso de todos.

Antes de que siguiera, lo pare en seco y me giré. Sus intensos y profundos ojos me comían por dentro, aquellos momentos en los que nuestros ojos se cruzaron, sentía que mi mundo se reducía hasta solo quedar los dos en una atmósfera en la que no existía nada más que él para mí. Sus manos me recorrieron el brazo, el cuello, mi mejilla, y acabo revolviéndome el pelo con dulzura. Su mano que aún seguía sujetándome por debajo de la camiseta comenzó a subir para deshacerme de mi parte superior. No pude evitar avergonzarme y me tapé con mi camiseta, las marcas de mi cuerpo brillaban más que nunca. Entonces sus labios se encontraron por primera vez después de mucho con los míos, no quería pensar en nada, solo en él, en sus incesables caricias por todo mi cuerpo. Mi herida ya no sangraba, de hecho, me atrevería a decir que estaba cicatrizada. Me lancé encima de sus brazos para estar más cerca de él para poco a poco deshacerme de su armadura y su camiseta después de esta. Sentía sus manos recorrer mi espalda, sus labios por cada parte de mi cuerpo...no me importaba nada en ese momento.

Y después de eso fue bajando para deshacerse también de mi parte inferior, quitando lentamente cada trozo de mi armadura, cada tela de mi pantalón...era como un baile a la luz de la luna.

Totalmente expuesta ante él, las marcas cubrían todo mi cuerpo. Ya no solo esas marcas fantasmales que se formaban de vez en cuando, también las cicatrices de un pasado, que nunca volverían a sanar. Volví a recordarlas cuando Val me acarició la espalda, tres cicatrices, como líneas paralelas, que me marcaron siempre. Comenzaba a recordar cosas de un pasado que nunca había vivido. Nunca supe quién me hizo esas cicatrices, pero siempre las tuve, al igual que la marca de mi ojo derecho. Nunca había pensado en esas cosas, ya que siempre las había tenido, pero estar sin ningún tipo de recubrimiento enfrente de otra persona, me recordó todos esos fallos que tienen una historia oculta.

Mis labios jugaban con los suyos. Con su mano me agarró ambas muñecas y las puso por encima de mi cabeza. Yo, con la espalda apoyada en aquel sauce, era casi incapaz de moverme. Sus manos en mi cuerpo me provocaban cosquillas, pero a la vez era una gran sensación. Solo era capaz de suspirar cada cierto tiempo, ninguna palabra salía de mi boca, era incapaz de hablar en esos momentos. La otra de sus manos acariciaba mi clavícula e iba bajando hasta mi pecho, tocando y pellizcando cada parte. Y seguía bajando...

Rozando la parte más sensible de mi cuerpo, sentía estar en una nube, tan cálida y suave. Cuando la noche estaba en su punto más álgido, nuestros cuerpos se unieron. En ese momento sentí una gran paz...todo estaba en su sitio, solo me importaba él, y nada más. Pero también sentí una gran presión en mi pecho, como si algo encajara, como si algo roto, comenzara a rehacerse. Cuando me miré la muñeca, la piedra azul brillante junto con la marca del fénix relucían más que nunca, y las marcas de mi cuerpo, daban luz a la oscura estancia. Sentía una gran energía, como si algo me envolviera en llamas de un intenso color azul.

¿Qué era yo en realidad?

Aquella estela azul también envolvió a Val, pero me dio la sensación de que era la única que se fijó en aquello. Esa noche, algo cambió.

La luna de sangre, no había desaparecido como yo pensé.

*************

Durante nuestra ausencia, el resto se quedaron en la taberna, conversando y bebiendo hasta muy entrada la noche. Aniana que nos acompañaba, parecía sentir gran curiosidad por todos nosotros. Pero se mostraba bastante nerviosa y vergonzosa en muchos momentos a pesar de estar deseosa de hablar. Aquella elfa inquieta no dejaba de mirar a Fénix con ojos brillantes, el, en cambio parecía estar allí más por compromiso que otra cosa, pero si nos hubiera querido dejar atrás, lo hubiera hecho hace mucho.

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