Capítulo 10

6.4K 358 46
                                    

Todo estaba silencioso, tan silencioso que incluso molestaba. Sin embargo de vez en cuando se podía escuchar el sonido tan característico de las teclas de un teclado. Toda la atención de la habitación estaba centrada en ese hombre, y la manera que seriamente miraba la pantalla de su computadora cada vez que escribía algo más.

—No he hecho esto en años —menciona mientras deja escapar una carcajada nerviosa que resuena por el salón. 

Mis ojos siguen concentrados en la manera en la que mueve sus dedos por el teclado, sabiendo de memoria dónde se encuentra cada letra, y de una manera veloz, usa su ratón para navegar. Una banda dorada atrapa uno de los dedos de su mano izquierda recordándome que él está felizmente casado. 

Josh, por el otro lado, está jugando Angry Birds con su móvil mientras le quita más de una patata a Ally.

—¿Crees que puedas decirnos algo, Mike? —Le pregunta mi madre a el padre de Allyson.

El hombre, característicamente, se queda callado por unos segundos y luego da una sonrisa que claramente dice, "pues, ¿Qué crees?" 

Mi madre no hace más preguntas y se sienta de nuevo en el sofá. 

—Si no hubiesen destruido sus teléfonos de una manera tan bruta… quizá mi trabajo sería un poco más fácil, Margo —Respondo el señor Miller riendo—. Calma, calma, sé lo que hago.

Mi madre bufa y rueda los ojos. Estos llegan a parar en mí, puedo ver la pequeña chispa de furia que trata de esconder. Ese día le había causado dos disgustos muy grandes, el de la escuela y el hecho que le había mentido en toda su cara. 

Al enterarse había gritado, provocado que cualquier molécula de aire abandonara sus pulmones. Me había acojonado bastante, incluso sentí que me cagué un poquito. Con esa mirada, sólo podía pedir que el padre de Allyson tardara un milenio en recuperar la información de nuestros teléfonos, y que se asegurara que cualquier información, incluyendo la que estaba guardada por la compañía, se esfumara.  

Porque cuando todo esto pasara, en el momento en que todo se calme, me esperaba una grande.

—¿Quieres unos dasik? —me pregunta la señora Miller, quién luce igual que Allyson con ojos marrones.

Woo Kim, una mujer hermosa con un carácter fuerte (en el sentido que es una luchadora). Había nacido en Corea del Sur y cuando era muy joven tuvo que inmigrar a los Estados Unidos por razones económicas. Aún cuando no podía hablar muy bien el idioma, ella luchó hasta que se convirtió en la primera de su clase. Luego fue aceptada en Harvard donde conoció a su verdadero amor, Michael Miller. Se enamoró tanto que incluso acabó peleando con muchos miembros de su familia, quién se negaban a dejar que se casara con un americano.

Aún así, aquí está, más fuerte que nunca con una sonrisa que hace que sus ojos oscuros iluminen todo a su alrededor. Una mujer exitosa con un hombre espectacular que la trata como una princesa.

Miro la bandeja de galletas para el té que ella sostiene, un delicioso postre que recuerdo comer de  pequeña. Cada vez que ella los hace, no puedo evitar llenar mis mejillas con ellas. 

Tomo una de la bandeja y le agradezco. Al ponerla en mi boca sabe tan dulce como la recuerdo. 

Josh, despertado por el olor se lanza rápidamente a por una, asustando un poco a la señora Miller.

—Señora Miller, usted es una mejor preciosa que sabe tratar a sus invitados —le dice mi hermano tomando más de una galleta entre sus manos.

—Muchacho goloso —le regaña ella apartando la bandeja rápidamente y caminando de nuevo a la cocina—. Con todo lo que comes no sé cómo no estás obeso. 

Te Odio Porque Te AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora