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Empacando la ultima maleta que llevaría consigo, salió de ese miserable apartamento por el que se quedo por ya unos tres años y se dirigió a la estación de buses.

En su atractivo rostro llevaba un mirada neutral, bueno, como siempre la verdad.

Desde que se mudó a los Estados Unidos a podido encontrar solo dos afortunados para sus pinturas tan importantes para él, y por cierto, bellas pinturas.

Kim Taehyung y Kim Jisoo.

Esas personas fueron afortunadas, muy afortunadas.

Seokjin vio en ellos perfección y belleza, y ahora, estaría en busca de alguien que supere sus espectativas através del sexo como lo hizo con Taehyung y Jisoo.

Estando en la estación de buses compró en seguída un pasaje que lo llevaría a un pueblo llamado Hawkins, estando en Texas llegaría rápido.

No habían muchas personas allá, en una población de 1278 habitantes sería fácil buscar a alguien que esté a la altura de sus pinturas.

Se subió al bus y se fue al fondo de los asientos.

Había sacado un cuaderno junto con un lápiz, primero cerraba sus ojos y recordaba una figura femenina, que no era ni gorda ni flacucha. Era perfecta. Delgada, con una cintura definida, piernas frágiles pero bellas, manos pequeñas suaves, labios medianos que tenían la forma de unos pétalos de rosa, sus ojos negros brillantes, cabello largo pelinegro que era suave al tocarlo y acariciarlo. Esta mujer era Kim Jisoo, una mujer bella que a los ojos de Seokjin era perfecta. Cuando se unió a ella en el acto sexual pudo sentir la magia fluir, y la pintó. Su primera obra maestra que a los ojos de las demás personas era una obra de arte muy bien hecha.

Y ahí estaba dibujada en su cuaderno. Era impresionante que pudiera recordar cada centímetro del cuerpo de la chica, un dibujo simple hecho con lápiz grafito, pero igual de bello.

Cambió la hoja por una nueva y empezó a recordar otro cuerpo divino.

Esta vez era la figura de un chico masculino de cabellos castaños, su nombre era Kim Taehyung. Su cuerpo era delgado, con abdomen plano y que sólo se veía sus abdominales de cerca, muslos firmes, piernas fuertes, brazos delgados pero bonitos, labios carnosos de un color carmín, ojos coquetos que no eran intencionales si no naturales, lunares por su rostro, un tono de piel atractivo y con una estrecha cintura. Ese hombre era totalmente bello, y perfecto. Digno de estar en cuadro de Seokjin. Cuando Seokjin se unió a él en el acto sexual, supo que éste chico era el indicado para su segunda obra maestra, porque Taehyung era delicado, tal y como un diamante digno de pintarse.

El dibujo de Taehyung le salió idéntico como al verdadero tan solo con un lápiz grafito. Totalmente hermoso.

Sin más que dibujar, cierra aquel cuaderno con suavidad y mira por la ventana que el sol estaba por fin saliendo. Era muy temprano cuando salió de su ex hogar.

Contemplaba como la mañana se hacía presente, como el brillo del sol hacia presencia, y suspiró.

Desde lejos podía distinguir aquel pequeño pueblo que desde ahora sería su hogar.

Entonces pensó, ¿realmente podría encontrar a alguien que fuese como Taehyung y Jisoo?

Porque Seokjin era un profesional, no comparaba, ya que sus obras maestras eran únicas, sin nada parecido o idéntico. Seokjin podía distinguir lo que es bello y no, tenía esa habilidad.

¿Realmente podría encontrar alguien único?

"Attention folks, we are coming to Hawkins, please take your belongings to get off the bus." /"Atención gente, estamos llegando a Hawkins, por favor, tomar sus pertenencias para bajar del bus."

Ya era hora.

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ʙᴇᴀᴜᴛɪғᴜʟ || ʲⁱⁿˢᵘ 🎨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora