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Ya había amanecido, y como siempre, era un lindo día en Hawkins. Tenía que comenzar con su rutina diaria, entonces, con una sonrisa en su rostro, se levanta para una tomar una ducha y vestirse para bajar.

Con una toalla envuelta en sus hombros, sale del baño secando su cabello, lavandose sus dientes y vestirse cómodamente.

Baja las escaleras hasta llegar a su tienda y abre las cortinas, se acerca a la puerta para dar vuelta el letrero que ahora la tienda estaba open.

Se pone detrás del mostrador esperando a sus clientes mientras estaba viendo las notificaciones de su celular.

Algunos niños con sus madres entran a la tienda haciendo sonar la pequeña campanita, deja el celular de lado para atenderlos.

-good morning YoonGi. -saludaba una señora que estaba con su hijo metiendo algunos dulces en la bolsa.

YoonGi sonreía.

-good morning lady Anderson. -devolvía el saludo en su idioma, viviendo tres años en los EEUU lo ponía super fácil en dominar el inglés.

-hi sir YoonGi! -se acercaba un niño de siete años a saludar a YoonGi con la bolsa de dulces en mano poniéndola en el mostrador. -llevaremos esssto de toda la tienda.- trataba de pronunciar en su idioma natal.

YoonGi sonreía enternecido, aquel niño trataba de hablar coreano.

-Oh, It is not necessary, little. -ríe YoonGi pesando la bolsa de dulces, entonces la Señora se acerca.

-claro que es necesario cariño, con mi hijo estamos aprendiendo mucho coreano para que tu también te sientas cómodo en este pueblo. -respondía la señora a la perfección con una sonrisa sacando su billetera.

-pues muchas gracias a usted y a ti pequeño. -acariciaba el cabello del chiquillo. -serían diez dolares.

-aqui tienes cariño, nos vemos luego. -se despedía dándose media vuelta a la salida.

YoonGi contaba el dinero y se dio cuanta que la señora Anderson le dio de más.

-Señora Anderson! Me dio veinte dólares! -decía mientras caminaba hacia ella.

La Señora voltea.

-oh, lo siento. Aún no me aprendo los números en coreano. -se reía recibiendo el dinero.

-no problem, bye bye. -agitaba la mano en señal de despedida con una sonrisa.

Ahora la tienda estaba vacía y nuevamente toma su celular.

Las palabras de la señora Anderson lo hicieron pensar, que era el único coreano en ese pequeño pueblo. Sin embargo, no le afectaba, de hecho era genial.

En el pueblo todos eran amables con él, y se sentía cómodo en su nuevo hogar. El dinero no era problema, gracias a la tienda que heredó de sus padres, podía vivir bien económicamente.

Seguía atendiendo a las personas que entraban a la tienda y tenía pequeñas conversaciones con los que lo conocían desde que llegó al pueblo.

Derrepente, con ayuda de sus ventanas, pudo ver que muchas personas se dirigían a una parada de buses. En el cual un bus paraba.

No le dió mucha importancia y siguió con lo suyo.

Quizás eran nuevas personas que se mudarian aquí, los rumores corrían rápido en el pequeño pueblo.

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ʙᴇᴀᴜᴛɪғᴜʟ || ʲⁱⁿˢᵘ 🎨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora