CAPÍTULO 34 - "Rocky Montains"

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La mañana estaba fresca a comparación de la calurosa noche que habían sufrido, Chris estaba del otro lado de la cama, sin camisa y sin su parte de la manta que los había cubierto a ambos la noche anterior.

Melissa se fijó en su teléfono celular para verificar la hora.

Cerca de las 5:00 a.m.

No recordaba en que momento ambos se habían quedado dormidos.

Al final de la tarde del día anterior se encontraban en algún lugar entre Las Vegas y Colorado, habían hecho por lo menos dos paradas en lugares emblemáticos donde antes los indios habían resguardado sus tribus en el viejo oeste y se habían detenido en una granja que más que una granja era un parque temático de juegos, donde podías correr por una parte del campo y el desierto y rescatar la bandera disparando bolas de pintura.

Cuando se dieron cuenta que no llegarían a Colorado a tiempo, tomaron la decisión de alojarse en un hotel pequeño, tomaron una ducha y estaban tan cansados que ni siquiera cenaron, se habían dormido conversando el uno en brazos del otro, pero la noche había sido calurosa y ni ella ni Chris habían tolerado por mucho el contacto.

Observo el hombro de Chris, donde ella misma le había descargado no una sino cinco de sus pelotas de Paint ball, justo antes de terminar el juego, las marcas habían pasado de un verde y rojo de la noche anterior a unos cuantos tintes morados y amarillos

Eso la hizo sentir culpable, como nunca antes.

Fue cuando acerco su cuerpo al de Chris y arrojo su manta para cubrirlos a ambos, acaricio la piel de Chris con la yema de sus dedos y después dejo un beso sobre el hombro lastimado de Chris, esperaba que ese simple acto no lo despertara, pero al parecer tenía el sueño más ligero de lo que había imaginado.

Chris se removió en la cama, el beso de Melissa le había estremecido la zona afectada de la espalda, había sido un dolor agradable para variar; al principio se sintió un poco confundido, pero después de ver la manta a su alrededor y sentir a Melissa recogida en un ovillo junto a él, no pudo evitar sonreír.

Trato de voltearse rápidamente para recogerla en sus brazos, pero la molestia que sintió en su espalda lo hizo casi soltar una maldición.

-Te duele mucho ¿Verdad? -preguntó Melissa avergonzada.

-Descuida cariño, son solo algunas marcas, sobreviviré siempre y cuando sigas consintiéndome con tus besos -dijo Chris con una sonrisa cansada mientras se daba la vuelta con más cuidado para acunar a Melissa entre sus brazos.

-En cuanto salgamos buscaremos una farmacia, conozco una formula bastante buena que disminuirá la inflamación en unas horas y casi ni se notara -dijo Melissa en tono triste y distante.

Chris se percató en que hacia un segundo Melissa había estado calientita y relajada contra su cuerpo, pero en cuanto mencionó lo de la crema, se había puesto rígida.

Lo primero que paso por la mente de Chris, fue cuantas veces tal vez había tenido que hacer lo mismo consigo misma o con Blake.

-Cariño, no estás haciendo de esto un gran asunto ¿Verdad? Estábamos jugando amor, sabíamos que algo así podía pasar, además también te dispare en la pierna -dijo Chris -. ¿Qué no te duele?

-No es lo mismo, apenas si me rosaste Christopher -dijo Melissa.

-Bueno está bien, haremos un trato; la próxima vez que juguemos, te descargare una línea de cinco y así no te sentirás más culpable por lo de mi espalda, que enserio no es gran cosa, antes Paul o los de acrobacias me han dejado casi como un colador.

-No quiero jugar de nuevo, no quiero lastimarte, tal vez deberíamos probar otra cosa -dijo Melissa acomodando su rostro en el pecho de Chris.

Chris no dijo mucho más, solo se limitó abrazarla; estaba claro que para él tal vez no era gran cosa, pero para Melissa era importante.

STEEL GIRL - Bravery and Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora