CAPÍTULO 30 - "Feliz Navidad"

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2 SEMANAS DESPUÉS

Una mano en el cuello.

Su cabeza golpeando la pared.

Una bofetada.

Un labio roto.

Un golpe en la boca del estómago y de repente le falta el aire y todo se oscurece.

Se había despertado de nuevo en la bañera, el lugar donde Blake la colocaba después de que caía en cuenta del daño que le había hecho.

Pero está vez, cuando reviso las marcas en su cuerpo y se dobló por el dolor abdominal agudo.

Sabía que era hora.

Llamó un auto para llevar sus cosas y como pudo se colocó algo de ropa deportiva, solo necesitaba colocar sus cosas dentro de las maletas, después de todo, había estado empacando para viajar a Vancouver; así Blake no sospecharía nada.

Cuando fue a la cocina, encontró una nota de Blake con una tableta de analgésicos y crema para los moretones.

Casi sintió ganas de echarse a llorar allí mismo, pero en vez de eso las arrojó a la basura.

Excepto la nota.

Tomo un marcador y sin ningún remordimiento, rotulo sobre la letra de Blake.

"Lo siento, no puedo seguir haciendo esto, ya no más"

-Melissa, hija, ¿Estas bien? -preguntó su mamá preocupada cuando la estaba moviendo para despertarla de un sueño profundo -. Escuche un llanto.

Melissa observo el lugar en el cual estaba, la casa de su madre.

-Si mamá, estoy bien, solo fue una pesadilla; supongo que debo estar un poco estresada con lo del divorcio -dijo Melissa un poco avergonzada.

Juli solo la observo con una sonrisa comprensiva y acomodo su cabello detrás de la oreja.

- ¿Quieres que haga un poco del té que te gusta? Seguro no me queda tan bien como lo prepara Chris, pero puede ayudar.

-Eso estaría genial -dijo Melissa con una sonrisa boba -. Desde que le había contado a su madre todos los nuevos acontecimientos entre Chris y ella, no desaprovechaba cualquier ocasión para darle a entender lo feliz que estaba.

- ¡Por cierto hija, Feliz Navidad! -dijo besando su cabeza.

-Feliz Navidad -dijo Melissa abrazándose a ella como siempre lo hacía desde que era una niña.

Cuando su madre se marchó, tomo su celular para verificar la hora.

Cinco treinta y cuatro de la mañana, es decir que en New York debían ser casi las ocho.

Chris debía llevar despierto casi una hora, porque tenía planeado un desayuno especial de navidad para su madre y su hermana.

Tuvo la tentación de llamarlo, pero no quería interrumpir el tiempo de Chris con ellas y mucho menos preocuparlo ahora con sus problemas.

Se tumbó en la cama de nuevo, pensando de nuevo en el sueño que había tenido con Blake.

Ahora que recordaba lo que había escrito se sentía tonta, disculpándose como si fuera su culpa.

Pero ocho meses podían cambiar a cualquiera, aunque nunca sabía realmente si alguna vez escaparía por completo de esas pesadillas.

Aunque no podía evitar preguntarse, si había hecho lo correcto al decirle a Chris que se quedara en New York.

STEEL GIRL - Bravery and Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora