Carolina "Crespa" Rodríguez Pionera del box chileno, y campeona mundial

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Se propone ser campeona del mundo de boxeo, y lo logra. 


Carolina Rodríguez Solorza, nace el 30 de septiembre de 1983, es la menor de seis hermanos. Creció en La Pincoya. En su niñez, "Como tenía muchos amigos hombres, cualquier problema que había se solucionaba a golpes", le decían Fosforito. Varias veces se agarra a combos y regresa golpeada a casa, pero ella ganaba la mayoría de las peleas.

 Durante su juventud sufría de sobrepeso y en un momento incluso llegó a pesar 90 kilos, cuando sólo medía 1, 57 m. La joven que se había graduado de contadora en un liceo comercial y trabajaba en una oficina del centro decidió entrar al gimnasio.

 "Cuatro o cinco meses después conocí a mi entrenador Claudio Pardo. Me invitó a hacer una clase de kickboxing". La apuesta fue un éxito. Carolina comenzó a competir y paralelamente a ganar. Se llenó de triunfos y medallas en la categoría de entre 51 y 56 kilos, logró ser cinturón negro tercer dan, el año 2004, a los 21 años. Entonces, decidió hacer un cambio radical en su vida: el año 2005, dejó su trabajo de oficina para dedicarle más tiempo a su carrera deportiva. 

Junto a Claudio Pardo, su entrenador y pareja, armaron un gimnasio donde era profesora y recepcionista. En cuatro años se convirtió en campeona chilena, sudamericana y panamericana de kickboxing. También fue campeona sudamericana de boxeo tailandés. Al boxeo, se incorpora el año 2009. Pardo pensó en el potencial de Crespita para el boxeo.

 "Después de ver a muchas boxeadoras, me di cuenta que ella tenía un nivel superior", "ella aprende muy rápido, ve un movimiento y lo imita a perfección" (Claudio Pardo). Ella, con 27 años, se proponía ser campeona mundial. "Voy a ser campeona del mundo.

 He imaginado hartas veces ese momento." (nov. 2010). Sin apoyo, trabajó de guardia, vendiendo implementos deportivos y también hacía clases en un gimnasio. Entrenar tampoco era fácil. Lo hacía en una cancha de Santiago Centro, con un saco y guantes prestados. "Fue una época de mucho esfuerzo. Lo pasé mal. Me arrendaba una pieza y dormí en un gimnasio". Tampoco había auspicios", agrega. Pese a ello, con su entrenador, decidieron seguir apostando. "Vendimos las pesas y Claudio hasta su auto para irnos a una estadía en Buenos Aires".

 Al otro lado de la cordillera había mejor competencia e incluso le ofrecieron nacionalizarse. Ella lo rechazó. "Quería ser la primera de mi país", afirma. Regresaron. Acá en Chile debía entrenarse con hombres. A algunos, incluso les ganaba: "Este es un deporte más de inteligencia que de rudeza", explica. Su primera pelea como profesional en el país recién sería el 30 de abril del 2010 ante la argentina Natalia Burga en el Club México. Cinco días antes, en Paraguay había ganado el título panamericano de kickboxing, y el bus que la traía de vuelta llegaba el mismo día de la pelea con la argentina. Ganaría por puntos en cuatro rounds. 

En mayo de 2013 postularía a la corona Latina de la WBA y volvería a ganar. "Después de ese título no quería nada. Estábamos muy endeudados. Pero sentía que era cobarde si me retiraba. Me encaré. Me decía que como era tan fuerte y tan débil de mente". Desde ese momento, su carrera tomaría un meteórico ascenso.

 En agosto de 2013 ganó su primer título Mundial Gallo de la WIBA venciendo a una venezolana, Ana María Lozano en diez asaltos. Así Carolina fue la primera mujer chilena en obtener un título mundial profesional de boxeo. Lo revalidó cinco meses después ante la brasileña Simone da Silva Duarte, y en mayo de 2014, conseguiría su segunda corona en México derrotando, en Monterrey, a la mexicana Janeth Pérez por el cinturón de la FIB.

 Defendió su título mundial de la FIB contra la colombiana Dayana Cordero en el Estadio Nacional. La transmisión televisiva tuvo rating impensado. La Crespita, ya es una estrella nacional. El 22 de agosto de 2015, por tercera vez defiende su título, contra la japonesa Tenkai Tsunami. Tras su victoria, recibió una invitación para entrenar durante un mes en el gimnasio de Floy Mayweather. 

Los auspicios también comenzaron a llegar y hoy cuenta que puede dedicarse casi cien por ciento al deporte. Sin derrotas, la Crespita hace un alto para ser madre. Tal vez venga otra Crespita para dar más triunfos a Chile. 

 

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