Capítulo 28

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Los numeros salen de su boca de forma ascendente."Uno, dos, tres, cuatro...". Los números continúan en ascenso. Y un gran cansancio se presenta en Lio. Las flexiones continuaban y los ejercicios físico seguían sin cesar una y otra vez.

No fue hasta llegar a los trescientos sesenta y cinco flexiones. Que Lio se detuvo al fin. Tomo su toalla de la repisa y seco el sudor de su rostro y camino hacia una sala de tiro donde se encontraba su arma.

Con precisión comenzó a disparar una y otra vez. La potencia del arma no parecía afectarle ya que el pulso ni le temblaba. Una tras otra, las balas impactaban contra el blanco, a menudo las balas salían con más fuerza y recubiertas de oro. Luego con rapidez recargo y armó un fusil de asalto con el cual disparos incesantes balas en forma de ráfagas, con suma rapidez tomo una escopeta y la recargo de balas de forma extraordinaria y le dio de nuevo al blanco. Ya con agujeros por todos lados terminó de destruirlo con un rifle de largo alcanza con alto impacto que se llevó por el medio el centro del blanco.

-Eficaz...- Dijo una figura entre las sombras que poco a poco reveló su identidad al apuntar la luz en su cara.

Naguios se encontraba aplaudiendo una y otra vez. Riéndose debajo de su cubre bocas, su atuendo había cambiado. Ya la bata de doctor blanca desapareció y le quedaba una bata color negro con detalles blancos en las mangas.

-Eres sumamente impresionante, mi obra perfecta. !Bravo¡- Dijo Naguios.

-¿Por qué la bata?- Pregunto Lio.

-Estoy fuera de mis horarios de trabajos. De paso aquella puede ensuciarse con mucha facilidad-Dijo Naguios con un porte siniestro.

-Tienes tiempo para todo. Después de aprender esa arte de multiplicación corpórea...¿Dónde está mi maestra?- Dijo Iguíos Tomando una camiseta para ponérsela.

-Eres muy quisquilloso cuando se trata de Sara...está en la sala de concetracion de mana, trata de aprender a manejar su fluidez...como Siempre- Dijo Naguios saliendo del campo de tiro.

Lio luego de caminar por largo pasillos blancos. Se encontró con la sala de concetracion de mana, un lugar que creo Naguios para completar el entrenamiento de agentes que descontrola su aura.

Lio de situó en un balcón donde miraba a su maestra. Sara Rechot nunca fue dada a la fluidez de su mana, su entrenamiento nunca estuvo completo a causa de esto.

Sara se mantenía en una sola posición de combate. La fluidez de su mana nunca logro presentarse por completo siempre que trataba de conseguirlo, su mana terminaba explotando en variaciones de llamas y fuego que era controlado por un campo especial creado por la sala. Al momento la frustración se apoderaba de ella y gritaba por su rabia:

-!! Maldición¡¡

-Maestra...- Murmuró Lio.

-Mucho potencial gastado...mucho esfuerzo para nada.- dijo Naguios helado y frío.

Lío no dijo nada. Se mantuvo callado en todo momento, los intentos de Sara por controlar la fluidez de su mana eran en vanos. Así que terminó por acabado su entrenamiento.

Un grupo de tres personas aparecieron detrás de Naguios. Por lo que parecía eran sus discípulos... Tres chicos de la misma edad que Lio execto por uno que mantenía una estatura y porte de veintiuno.

Los tres tan sombríos como Naguios. Vestían de batas negras que cubrían su rostro y en ella un símbolo impreso. Una mano que estaba cortada por la mitad, está representaba los pasantes que entrenaba Naguios.

-A causa del convenio con tu maestra. Me vi obligado a presentarte a mis discípulos, se hacen llamar "los marcados"...- dijo Naguios.

Lio puso sus aires de cortesía a flote y le dio la mano al que parecía el líder, es decir al chico que aparentaba veintiuno. El impuso su mirada fria y con bastante desdén dijo:

Los DesconocidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora