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22 | selene, wake up

𝕮apítulo 𝐕eintidos ☪
Selene, Despierta

AL DÍA SIGUIENTE, Selene va vacilante a la habitación de Ambrose y lo encuentra vestido con un esmoquin azul.

—Estás muy guapo, Ambrose.

—Oh, hola —saluda Ambrose, mirando hacia abajo su traje—. Gracias. Es que mañana empiezo en la academia. Mola el estilo Carnaby Street, ¿no? ¿Me he pasado?

—No, para nada —Selene sacude la cabeza, contenta de haber hecho algo bueno por él. Hace un par de semanas, le había pedido a su padre que revisara el expediente de Ambrose y viera si podía reducir su sentencia. Y Faustus accedió encantado, así que ahora Ambrose podrá enseñar en la Academia de Artes Ocultas. Pero Faustus tiene sospechas sobre Selene y Ambrose, así que se aseguró de que Ambrose no impartiera ninguna clase en la que estuviera Selene—. Así que, hablé con Sabrina, y me dijo que el ritual había funcionado. Tommy ha vuelto a casa con Harvey. Y que Harvey está muy feliz.

—¿Y Tommy cómo se encuentra? —pregunta Ambrose y la chica se encoge de hombros.

—Para serte completamente sincera, no estoy segura —admite Selene apresuradamente—. Sabrina fue muy vaga en los detalles, pero dijo que está en estado de shock. El médico ha dicho que es normal, pero no sabe qué ha pasado realmente. Espero que se recupere en un par de días. Pero hasta ahora, no habla y no come—

—¿No come? —Ambrose hizo eco de sus palabras, moviéndose para salir por la puerta—. Hay que decírselo a las tías.

—Todavía no —decide Selene, poniéndole la mano en el pecho para detenerlo—. Si empeora, entonces se lo diremos, pero todavía no. Tommy podría mejorar.

—¿Y si empeora? —replica Ambrose.

—Entonces se lo diremos juntos. Por favor, Ambrose.

Él deja escapar un suspiro antes de asentir. Selene no puede evitar sonreírle con tristeza.

—Gracias.

Entonces la rubia rojiza entra en su habitación para leer un libro, sólo para encontrar a Nick. Un psicopompo está descansando en el alféizar de su ventana, por lo que no es difícil para ella adivinar cómo está aquí.

—Nick, ¿por qué no has venido? ¿Por qué te has proyectado astralmente?

—Agatha está enferma. Muy enferma. Prudence dice que está vomitando tierra —le informa, y Selene se da cuenta de cuánta razón tenía Ambrose. Habían metido la pata hasta el fondo—. ¿Qué tal Tommy?

—Está bien —miente Selene, con la voz entrecortada.

—Mientes fatal.

—En realidad, miento genial.

—Puede que sí, pero no puedes mentirme —señala Nick con una sonrisa divertida. Entonces, otro psicopompo aterriza en el alféizar de Selene, y ella lo mira asustada, sabiendo que intentarán atraparlo si no se marcha pronto—. Debes de querer mucho a Sabrina, para arriesgarlo todo por ella.

—Haría cualquier cosa por ella —responde Selene con tristeza—. Ya lo sabes.

—Lo sé —dice Nick, y un tercer psicopompo aparece en la ventana de Selene.

—Nick, tienes que irte —insiste Selene, incapaz de apartar los ojos de los pájaros—. Estoy segura de que Agatha se pondrá bien, y Tommy también. Solo tenemos que darles algo de tiempo.

—Es lo que esperas —aclara Nick—. Nos vemos mañana.

Acto seguido, su alma vuelve a su cuerpo y los psicopompos se marchan. Selene se permite relajarse antes de sacar a Violet de su jaula.

—Vi, tienes que ir a la academia y vigilar a Agatha. Pero asegúrate de que nadie te vea. Ambas estaremos en problemas si te encuentra mi padre.

El familiar asiente antes de que ella la deje en el suelo. Violet sale de la habitación arrastrándose hacia la academia. Selene se dirige a la habitación de Sabrina y encuentra a Salem, el familiar de Sabrina, tumbado en su cama.

Sonríe al gato antes de acariciarlo.

—Salem, necesito que vayas a casa de Harvey y vigiles todo.

El gato maúlla antes de tomar el mismo camino que Violet. Selene se prepara una taza de té y le echa un poco de dedalera. Se la bebe antes de irse a la cama, dejándose absorber por sus sueños.

En sus sueños, ella camina por los bosques de Greendale. La nieve cae a su alrededor, cuando oye gruñir a varios perros infernales.

Selene se topa entonces con un claro en el que dos perros infernales se pelean por el cuerpo de Tommy. Selene grita antes de girar sobre sus talones y correr tan rápido como puede en la otra dirección. Corre hasta que la nieve deja de caer y, cuando lo hace, divisa la sombra de un hombre. Y lo que es más importante, la sombra de Tommy.

—¿Tommy? —llama Selene, caminando hacia él. Pero en cuanto está a punto de alcanzarlo, cierra los ojos y vuelve al principio. Lo intenta un par de veces, pero siempre acaba volviendo al punto de partida.

Hasta que siente que alguien le toca el hombro. Salta al sentir el contacto, apartándose. Pero cuando se da la vuelta, ve a su madre.

Excepto que no se parece a la mujer que había visto en las fotos. La mujer de las fotos tenía una sonrisa capaz de iluminar una habitación, la piel bronceada y el pelo rojo fuego. Esta mujer tiene los ojos hundidos, la piel cenicienta y el pelo gris. Pero aun así sonríe a su hija, reconociéndola al instante.

—Selene, mi niña. Despierta. Tienes que despertar. Sal de aquí.

Y en cuanto lo dice, Selene se despierta de un tirón en la cama, gritando tan fuerte que hace temblar los cimientos de la casa. Y Selene sabe que esto no puede significar nada bueno, porque sus visiones siempre son una advertencia de algo. Y sabe que no se acerca nada bueno.