Padres primerizos (Rubegetta)

Capítulo 4: Familia.

Había amanecido, no eran más allá de las 8:00 de la mañana y la pequeña se había despertado, pensé que era un sueño, ese fue su primer pensamiento del día al descubrir que seguía en la enorme casa de Vegetta, que ahora era su casa. Se levantó de su cama dispuesta a salir de la habitación, al salir vio una chica rubia parada frente a la puerta de la habitación donde sabía que dormían Vegetta y Rubius.

- ¿Quién eres? - preguntó Cam, la chica rubia se dio vuelta hacia la pequeña y sonrió, tenía unos ojos morados muy lindos y un vestido blanco con una corona de flores.

- Soy Akira – dijo y luego sonrió - tú debes ser Cam, yo soy la esposa de Vegetta – dijo.

- ¿Esposa? - preguntó confundida la pequeña, Akira asintió.

- No te angusties, tus padres siguen siendo tus padres, entre nosotras... – la rubia se agachó para quedar a la altura de la niña - siempre supe que entre ellos dos había algo – ambas soltaron una risita.

- ¿no te sientes mal? Ya sabes... ¿Por qué él quiere a otro que no seas tú? - preguntó Cam.

- La verdad... es que al principio sí, pero ya no me afecta, ahora me alegro de verlo feliz – ambas sonrieron y Cam le dio un dulce abrazo a Akira, la rubia al principio se sorprendió, pero le devolvió el abrazo.

- Me caes bien Akira – dijo Cam sonriendo luego del abrazo.

- Tú también Cam – dijo la rubia, luego se levantó y tomó en brazos a la niña - ¿quieres ver algo? - la niña asintió.

Akira se acercó a la puerta de la habitación donde dormían los mayores con la niña en brazos y muy despacio abrió la puerta sin hacer ruido, en la habitación estaban ambos durmiendo abrazados, Rubén estaba apoyado en el pecho desnudo de Samuel, durmiendo de costado con una mano del nombrado en su cintura y ambos con la mano que tenían libre estaban entrelazadas, una escena muy tierna que conmovió a las dos chicas espiando desde la puerta.

- Tengo una idea – dijo la rubia volviendo al pasillo con la niña - ¿les preparamos el desayuno?

- Siiiiii – dijo la niña emocionada y ambas fueron a la cocina a hacerles una sorpresa a los tortolitos.

A las chicas se les había ocurrido hacer panqueques, obviamente la rubia los iba a ser casi en su totalidad, pero dejó que la niña le ayudara en hacer y batir la mezcla (con supervisión de Akira por supuesto). Luego de hechos los panqueques, faltaba la presentación, en eso la niña se lució, decoró la mesa de reuniones con unas flores moradas y rosas que encontró en el jardín y colocó un mantel blanco para que resaltaran más los colores, todo estaba listo para la sorpresa.

Más o menos las 9:30 de la mañana y Vegetta recién estaba despertando, abrió los ojos lentamente y lo primero que vio fue a Rubius en su pecho durmiendo, se percató que tenían las manos entrelazadas y se sonrojó, nunca me imaginé algo tan maravilloso, mientras se quedó disfrutando del momento Rubius también estaba despertando, cuando abrió los ojos vio su mano y la de Vegetta juntas, se asustó, el pelinegro lo miró sorprendido porque de la nada el castaño se levantó rápidamente.

- Oh, buenos días Vege... - dijo volviendo en sí, aunque sentía que su cara estaba ardiendo, pues claro estaba sonrojado.

- Buenos días Rubius – dijo el pelinegro, este sonrió al ver que el castaño parecía un tomate de tan rojo que estaba.

- Perdona si te desperté... es que tuve un mal sueño - mintió, no quería hacerle daño a Vege diciendo que se había asustado al tenerlo tan cerca.

- No te preocupes, vamos a decirle buenos días a Cam – dijo el ojimorado levantándose e ir por sus botas a su cuarto-armario.

- Vamos – Rubén se sentó en la cama y se colocó sus zapatillas, tomó su sudadera, no quería colocársela aun así que la llevó bajo su brazo.