Cruel mentira.

1.1K 121 48
                                    


Dos días después...

El clima cambió repentinamente, se nubló y comenzó a llover a medio día. Una ligera brisa se soltó y entró por la ventana de la oficina del Hokage, provocando los largos cabellos castaños vacilar libremente por su rostro. Hashirama dejó de mover la mano y puso el pincel en su estuche. Apoyó los codos en el escritorio y juntó las manos. Bostezo y giró un poco la cabeza hacia atrás. Lady Tobirama apareció entrando por la ventana y sosteniendo un kunai en su mano derecha.

—¿Cómo están los vecinos? —Hashirama se refería a las pequeñas aldeas cercas de Konohagakure no Sato.

La albina antes de contestar se entró más a la oficina, y puso su kunai en el escritorio y caminó hasta una silla cercas de la puerta. A medida tomaba asiento, contestó:

—Todo bien. Vendrán a poner sus negocios los días permitidos. —Con elegancia se cruzó de piernas y reposo ambas manos en su rodilla.

—Me alegra escuchar eso y que estés de vuelta. Tengo muchas cosas de que hablar contigo. —Se incorporó y caminó hacia su hermana.

—Si se trata de trabajo, que sea después de ir a darme un buen baño. Solo tome una ducha breve en un hostal, ayer.

—No es sobre trabajo, sino sobre Madara.

Lady Tobirama rodo los ojos y suspiró cansada antes de decir:

—Ahora que recuerdo, no me contaste cómo te fue en tu primera cita. —No quería hablar sobre la greñuda, pero era su hermano quien se encontraba enamorado de la mujer equivocada. Todo lo que fuera entre ellos, le importaba.

—Verás... —Hashirama tomó una silla que se encontraba por ahí, y la puso enfrente de su hermana para tomar asiento —. La pasamos genial. Al principio Madara se sentía tensa, pero ello se debía a que no se sentía cómoda. Siguió así hasta que terminamos de cenar y después fuimos a caminar por el bosque con la botella de sake. Bebimos la botella durante la travesía, fue divertido. Pero extrañamente no se puso ebria. Bueno, seguimos hasta que tomamos asiento cercas de un río, ahí observamos las estrellas y conversamos sobre lo que logramos y lo que queríamos a futuro...

El moreno se detuvo a pensar por unos segundos.

—¿Y qué quieren? Anda no te quedes callado. Una tina con agua tibia me espera en casa.

—Yo dejé que ella me dijera lo qué quería primero, y ella me dijo que..., quiere hacer un largo viaje sola —en las palabras de Hashirama se podía saber lo mal que ello le provocaba —. Madara... quiere irse de la aldea por unos años —se formó un nudo en su garganta.

—Y tú, ¿qué quieres a futuro? —preguntó seria. Podía sentir el dolor de su aniya a través de sus palabras y mirada.

—Cansarme con ella, tener familia y ser el mejor Hokage para esta aldea —habló firme.

Lady Tobirama deshizo el cruzado de piernas y en arqueó la espalda. Dijo lo que pensaba, aunque ello podía molestar a Hashirama:

—Aniya... lamento decir esto, pero eso no va a pasar. Madara no está en la misma página que tú. No veo mucho interés de ella hacia ti. Si ella sintiera lo mismo que tú, no se comportara indiferente contigo frente a los demás. Estás perdiendo tu tiempo con ella, y tu peor error será esperar que regrese de su viaje. Hombres como tú ya deberían estar casados con 3 o 5 hijos.

Lady Tobirama había sentido felicidad egoístamente, pues Izuna no estaba incluido en ese viaje y no vería más a greñuda. Sin embargo, su hermano iba a sufrir y ello sí le importaba. Pero tenía que ser sincera con su hermano mayor.

Caprichos de Lady Madara  [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora