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Darla y Billy habían creado una especie de fuerte de almohadas en la sala, casi acaparando todo el lugar. Desde fuera solo se podían oír sus voces un poco distorsionadas y ver que utilizaban una linterna para iluminarse.

-¿Y si es Daniela? La vi defenderlo una vez en el almuerzo- mencionó la pequeña.

Algo dentro de Billy se removió. Si alguien más lo defendió, significa que él no estaba ahí para hacerlo. Eso le generó una sensación inexplicable.

-Daniela tiene los ojos grises, no verdes. ¿Qué tal Claudia?- señaló la foto de la misma. Darla había conseguido el anuario solo para esta investigación.

-Uy, no. Freddy odia a Claudia.

-No la odio- negó el de muleta pasando por fuera del fuerte y escuchando cómo iba la investigación de sus hermanos.

-¿Por qué la odia?- preguntó el mayor.

-Que no la odio- volvió a repetir.

-Tú cállate. ¿Y bien, pequeña? ¿Cómo es que ese chico de allá afuera odia a alguien? Si hasta podría ser un osito cariñosito.

Eso sonrojó al mencionado, suerte que no lo vieron.

-Semanas antes de que tú llegaras, Freddy había llevado cómic edición limitada a la escuela. Claudia se rió de él, pero él la ignoró. Y eso no pareció gustarle. Le quitó el cómic y lo hizo tiras frente a él.

-Y me compraron otros dos más edición limitada. Por eso, no odio a Claudia.

-¡Pero es imposible que te guste, ¿verdad?! Porque desde ya te digo que no la acepto- dijo el castaño. Freddy rió.

-Sí, tienes razón. Es imposible que me guste.

Los contrarios no notaron a qué se refería en realidad.

-Ahora vete, hermanito, estorbas en la investigación.

-Si fueran buenos investigando, sabrían que tendrían mejores resultados si observan mi lenguaje corporal, lentos- dijo disgustado por la ofensa, empezando a irse.

A Darla y a Billy les brillaron los ojos mientras se miraban, compartiendo la misma idea en mente.

Lo siguiente que sintió el lisiado fue que lo tiraron de la espalda, haciéndolo caer en un piso de almohadas.

-¿Será que es Jane?- interrogó Billy, a muy pocos centímetros de su cara.

Obviamente se iba a poner nervioso.

-¿Q-qué? ¡No!

-¿Y por qué tan rojo y tartamudo, eh, Freddy?- preguntó burlesco, creyendo haber acertado.

-¡Espacio personal, tarado!- tapó la cara de Billy con su mano y lo apartó con fuerza, haciendo que el último se sujetara la nariz adolorido.

-*¡¿Qué rayos es todo esto?!*- exclamó una voz molesta, pero no todos entendieron qué decía.

Los tres salieron rápidamente del fuerte, encontrándose a Rosa estupefacta al ver la sala. Recién había llegado del trabajo.

-*Lo siento, ya limpiamos*- le contestó Billy.

El lenguaje en el que habló hizo que Rosa, Darla, Eugene y Pedro—quienes habían bajado de su habitación al escuchar a la mujer gritar—lo miraran extrañado.

-¿Hablas español?- preguntaron los cuatro. Billy alzó los hombros.

-Solo un poco.

-Qué bien, Billy. Podrías ayudar a Freddy, reprobó el último examen- aconsejó su madre.

El nombrado la miró asustado.

-¿Lo sabías?

-Claro, soy tu madre. Ahora limpien todo este desorden.

Darla y Billy empezaron a desarmar el fuerte bajo la atenta mirada de Rosa. Ésta alzó una ceja, mirando a Freddy.

-¿No piensas limpiar?

-Yo no armé todo esto- se excusó.

-Pero estabas jugando con los chicos, ¿no es así?

-Más bien, fui raptado. Anda, dile, Billy- pidió al mayor. Éste le miró divertido y arrogante.

-De hecho, fue su idea- mintió, aún con esa sonrisa. El rizado abrió la boca en señal de ofensa. Rosa le indicó con el dedo que ayudara.

-Vamos, chicos, ustedes me ayudarán a hacer la cena hoy- indicó la mayor a los otros dos.

Dejaron a los tres en la sala, condenados a limpiar el desastre de almohadas que había. Y ojalá hubiera sido solo eso, pero a los chicos les dio hambre mientras investigaban.

-Genial- murmulló Freddy sarcástico, no era justo que él estuviera ahí. Mientras limpiaba se encontró con un libro conocido, solo que éste tenía escrito "posibles enamorados" pegado con papel-. ¿Es el anuario?

-Sí. Estamos descartando personas- le respondió Darla, orgullosa de su trabajo. Freddy rió, dejando a los demás extrañados.

-¿Qué es tan chistoso, Freeman?- preguntó Billy.

-Nada- mintió.

Y es que la persona a la que buscaban no estaba ahí, ese libro fue hecho antes de la llegada de Batson. Su pequeña hermana era un poco despistada.

Cuando todo estuvo listo y fueron llamados a comer—Víctor llegó durante limpiaban—pusieron sus manos al centro y agradecieron por la comida. Darla fue la que habló mientras comían.

-¿Sabían que la directora y el señor Davis son pareja?

-¿De verdad? Ja, quién lo diría. Uno creería que a su edad esas cosas ya no funcionan- bromeó Eugene.

-También llegó una chica nueva a la escuela. Dicen que es muy linda.

Ni Billy ni Freddy prestaron la suficiente atención para advertir lo que pasaría luego.

La cena transcurrió normal después de eso. Billy y Freddy fueron los designados para lavar los platos mientras Darla y Pedro recogían las cosas.

Se encontraban haciendo su labor cuando Eugene entró a la cocina.

-Freddy, mamá dice que si no subes ahora, ella decidirá qué cómics donar.

-¿Qué? ¡No! Le dije que ninguno- empezó a decir mientras iba a toda prisa.

El mayor rió por lo gracioso que era ver a Freddy intentar correr. Darla llegó cuando el los menores se iban.

-Ya terminé, ¿te ayudo?- preguntó amablemente.

-Claro.

Mientras Billy lavaba, Darla iba secando las cosas con una sonrisa.

-¿Por qué estás sonriendo tanto, Darla?

-Mientras más lo pienso, más divertido es- dijo mientras se volteaba a ver al mayor.

-¿Qué cosa?

-Quien sea que le guste a Freddy tiene los ojos verdes, al igual que tú.

Y sin saber por qué, el mayor se sonrojó.

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Jaja el otro día me puse a ver los comentarios y votos y fue algo así

Jaja el otro día me puse a ver los comentarios y votos y fue algo así

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Río para no llorar.

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