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A pesar de considerarlo uno de los días más importantes de su vida hasta ahora, actuó con calma. Tenía que actuar con calma.

Hizo su rutina mañanera como cualquier otro día de clases: despertarse, bañarse, desayunar, cepillarse los dientes y, en una abrir y cerrar de ojos, ya estaba en la escuela.

Hizo su mejor esfuerzo para que nadie lo viera entrar. Nadie debía sospechar que su nueva actitud sería una completa farsa, y para eso nadie debía verlo en "su ropa sacada del siglo pasado", según él.

En su mochila cargaba su nueva ropa, por lo que se dirigió al baño que casi nadie utilizaba para "transformarse". Entró en un cubículo y se dispuso a desvestirse y cambiar la ropa que su madre compraba para usar la que había comprado con el rizado.

Camiseta, jeans y zapatillas negras era lo que usaba ahora en vez de su antigua ropa formal.
Su madre era estricta y lo obligaba a usar ropa que no quería, y, a decir verdad, Freddy era igual.

Pero pensaba que por amor valía la pena.

Guardó su ropa con delicadeza en la mochila y salió del cubículo, tomándose unos segundos para verse frente al espejo. Después de rogar de rodillas y prometer unas mil cosas que probablemente no cumpliría, su madre al fin había aceptado comprarle lentes de contacto, evitando así llevar sus grandes gafas.

"Me veo como un verdadero fuckboy", pensó con orgullo.

La puerta siendo abierta abruptamente ahuyentó sus pensamientos, haciéndolo brincar del susto.

-¡Al fin te encuentro!- le gritó el rizado con emoción y enojo a la vez-. ¿Ya estás listo?

-Sí- respondió tembloroso. Para ser sinceros, todavía estaba nervioso.

Freddy lo inspeccionó de pies a cabeza, haciendo una mueca al ver su rostro y causando desconcierto en Gabriel.

-¿Tengo algo de malo en la cara?

-No lo sé, siento que te falta algo- respondió pensativo, segundo después, sus ojos se iluminaron y se acercó al rubio. Mientras el ojiverde cerró sus ojos con fuerza, él le revolvió el cabello con ambas manos de manera un tanto brusca, creando un estilo de cabello desalineado-. Listo. Ahora sí te ves como alguien con quien nadie querría meterse.

-El punto es que alguien se meta conmigo- bromeó con una sonrisa cómplice.

-Bien, ya sabes lo que tienes que hacer en clases y en el almuerzo, ¿verdad?

-El que debería preocuparse soy yo. ¿Tú sabes qué hacer?

Freddy lo miró ofendido.

-Ubícate, novato. Son mis planes, mis diálogos, soy mejor actuando que cualquiera cuando quiero, y...

-Ya cálmate, era una broma- interrumpió, viendo divertido cómo el menor hacía un puchero-. Iré a dar una vuelta para que vean mi nuevo estilo. Deséame suerte.

-Eres creación mía, no necesitas suerte- aseveró guiñándole un ojo.

Se dirigió a la puerta y, justo cuando estaba por abrirla, ésta se abrió por el otro lado, obligándolo a moverse y salir al mismo tiempo que alguien entraba. Se vieron de reojo; el chico le pareció familiar, pero no le tomó importancia.

🎙🎙🎙

Minutos antes de que Freddy se encontrara con Gabriel en el baño, los hermanos recién llegaban a la escuela.

Billy notó que el rizado estaba algo ansioso y miraba hacia todos lados, causando que una intriga reciente pero olvidada recorriera su cuerpo.

Noticiero hogareño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora