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"Pégale", dijo la voz en su cabeza, y él no se detuvo a pensarlo dos veces.

Gabriel se levantó lo más rápido que pudo al ver que el mayor se acercaba a él con paso amenazante, causando que Freddy apenas alcanzara a levantar su cabeza de sus piernas por la sorpresa.

Se fue a una esquina, y luego a otra, y luego se agachó para evitar un golpe.

-¡Dile que pare!- le gritó al rizado al mismo tiempo que esquivaba un golpe. Billy ignoró la orden que le dio a su hermano—como si tuvieran confianza, cosa que le pareció raro— y siguió lanzando golpes.

El tipo era bueno esquivando los puños que iban directo al rostro, pero no era tan bueno esquivando patadas.

Freddy tomó su muleta y rápidamente se puso de pie para ir a la ayuda del rubio, que se estaba recuperando de un rodillazo que le había dado el mayor en el estómago.

-¡Billy!- chilló el pelinegro. El nombrado iba a dar otro golpe cuando el pecoso se interpuso en éste.

-¡Freddy!- gritaron ambos con preocupación.

-¿Ves lo que me hiciste hacer?- preguntó con molestia al rubio y luego se volteó hacia el rizado con expresión apacible para darle confianza y ayudarlo.

Un golpe en el rostro fue lo que recibió.

-¡Corre, imbécil! ¡Corre!

El ojinegro tomó a Gabriel de la muñeca y corrió escaleras abajo mientras el castaño se sobaba la nariz con desconcierto. Decidió que más tarde se revisaría la posible herida y siguió a los otros a paso veloz para alcanzarlos.

Estaban por llegar a la calle cuando agarró a Freddy, rodeando sus brazos con un brazo y su cintura con el otro.

-¡Sálvate tú!

-¡Le contaré tu historia al mundo!

Entró a la casa cargando a Freddy en sus brazos mientras éste, simultáneamente, cargaba su muleta. El rizado estaba nervioso; el contrario, serio.

-Así nos veríamos después de casarnos- bromeó para aligerar el ambiente. Billy lo miró con una ceja alzada y luego negó con la cabeza.

-¿Crees que tendría esta cara si nos casáramos?- cuestionó, aún con su semblante serio y el ceño ligeramente fruncido.

-Es la única cara que imagino de la persona con la que me case.

-En este momento, yo también me lo imagino así.

-Auch.

Llegaron al único lugar de la casa en el que no había nadie a esas horas del día: la cocina. Dejó al menor en el piso y se apartó unos centímetros para no estar tan cerca. Cruzó los brazos y lo miró inquisitivo.

-¿Y bien?

-¿Sí? ¿En qué puedo ayudarte?- preguntó haciéndose el desentendido.

-Freddy, ¿quién es ese chico?

-Ni idea. Es súper raro. Yo te recomendaría no acercarte a él. Es más, ni lo mires.

-Freddy.

-Taaaan raro. No sé cómo apareció en nuestra habitación.

-Freddy.

-Tal vez tenga poderes. Sí, debe ser eso. Pero nosotros también tenemos y no queremos más gente con poderes rodéa...

-¡Freddy!

-Okey, ya- exclamó rendido-. Es un amigo.

-Tu "amigo" te tiró refresco en el almuerzo- dijo incrédulo.

Noticiero hogareño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora