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Dentro de la habitación, Severus intento que Harry se calmara.
Dejo al niño en un sillón con un hechizo de retención y busco una almohada, la cual transformó en un pequeño osito de peluche blanco con orejas y patitas color canela, con un lazo verde y costuras plateadas en su cuello.
El niño pego un gritito de felicidad al verlo y lo abrazo casi de inmediato. Luego lo miro sonriendole ampliamente, sus cachetes rosaditos y sus ojos casi cerrados lo hacían ver muy tierno.
El mayor suspira aliviado y luego se sienta junto al bebé.

Pasadas unas cuantas horas, el niño empezó a tener hambre, y eso lo llevo a llorar
El mayor lo mira serio y llama a un elfo doméstico, al cual le pide un biberón con leche para el bebé y un café para el.

El elfo apareció unos minutos después con lo pedido y luego desapareció.

- Harry, ya te daré tu leche-.

El pocionista le da el biberon, que es agarrado con desesperación por el menor.
Mientras el mayor suspiraba divertido y tomaba su café, unos ojos verdes lo miraban con curiosidad.

- t-tedmine- el niño lo miro sonriendo con el biberon entre sus piernitas mientras agarraba el osito con fuerza.

Severus lo miro y luego le acarcio la cabeza con cuidado
- buen chico-.
Sonrió sin saber que le pasaba al padre del niño que tanto amaba.

Entre hortencias, girasoles y rosas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora