Entre hortencias, girasoles y rosas

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\\ Primero que nada, habrá un  salto temporal de seis años, ya que me pareció que  estaba quedando estancada la historia.
Explicaré lo que sucede en esos seis años, tranquilos. Y perdónenme por los errores de ortografía. Les quiero♡

Seis años después de la victoria de Lord Voldemort

Durante esos años, pasaron muchas cosas.
James se sintió más a gusto en la mansión, ya que, al pasar los meses, el Lord le dio su espacio, haciendo que el hombre se desenvolviera en el ambiente, llegando a formar una amistad con Severus y respetando al Lord.
El señor oscuro lo había dejado de violar ya hacia cinco años, por consejos de Snape, que de todas formas se veía que no había futuro. Aunque James se había vuelto bastante arisco al contacto, menos con su hijo.

Harry, que ahora  tenía siete, era muy inquieto, el no sabía que su madre había muerto, ya que el creia que su sus padres eran Voldemort y James. Toda esa energía la gastaba jugando con Draco, pero por una orden de su padre, el Lord, ellos habían tenido que mudarse ya hacia varios meses a Moscú. Y con ellos se fue Remus.

El niño estaba aburrido en el jardín, mirando las plantas que tenían para las pociones de su Sev, por qué si, en los años que pasaron, Harry desarrollo un afecto muy grande por el pocionista.

Una sombra negra se agachó junto a el.
-Pequeño- dijo con un tono de voz entre juguetona y divertida, pero que si no conocias al hombre, seguia siendo el mismo tono amargado- ¿estábas pensando robarte algo de mi jardín?-.

Al escuchar la voz grave de su Sev, el azabache dio vuelta su cabeza y sonrió emocionado.
- ¡Señor Snape!-.
-¿Qué mirabas pequeño?- pregunto el hombre.
- Las hortencias señor Snape- respondió Harry emocionado.
- ¿Te gustan no?-.
- Si señor, me gustan bastante-.
El hombre sonrió.
- Bueno señorito Potter, su padre lo llama, por eso lo vine  a buscar-.
- ¿El señor Voldemort o papá?-.
- James-.

El niño se levanto.
- ¿Vamos?- dijo mirando a su Sev.
Snape asiente con la cabeza y lo lleva con su papá.

James estaba sentado en un sillón  de la biblioteca esperando a su hijo cuando tocan la puerta, para luego ver quien entraba, era el Lord.
- James, ¿estás aquí?- pregunto asomando su cabeza por la puerta.
Unos ojos marrones lo miraron.
- Si mi señor, ¿necesita algo señor?-.
- La tutora está aquí.-
- Eso alegrará a Harry- dijo el joven y se paró para acercarse a su señor.
- James, estas bonito hoy- lo alago el Lord.
El pelinegro bajo la mirada algo avergonzado.
- Se lo agradezco mucho mi señor-.
- Llámame Tom-.
- si mi señ-Tom- el Lord sonrió.

Snape se acercaba junto a Harry.
James saliendo de la biblioteca los encontró y el niño corrió al abrazarlo, abrazo que el mayor aceptó gustoso.
- Hola mi pequeño bebé-.
- Hola papi, ¿por qué querías verme?-.
- Tu padre quiere que veas a ti tutora nueva-
- ¡Si!- el niño se puso feliz.
- ve con tu padre, ¿si mi amor? El está en la biblioteca.

El azabache entro a la biblioteca tras pedir permiso.

- Harry, siéntate- dijo su padre adoptivo-.
- padre- el niño se sentó en una de  las mesas.
Y una muchacha entro al lugar que estaba repleto de libros.
La chica no era muy alta, pero tampoco baja, al rededor de 1,60. Era algo delgada y tenia la piel algo pálida.
De su cabeza salían rizos color cobre, que caían hasta los hombros y pechos de ella.
Sus ojos eran marrones con un toque de miel, profundos y hermosos.

Ella miro al niño.
- ¿soy interesante pequeño señor?- pregunto al notar cuanto la miraba el infante.
- señorita, usted es hermosa.- afirmó.
Ella sonrió.
- Harry, te dejo con tu nueva profesora, la señorita Leipheimer- dijo el Lord y se retiró del lugar.

La mujer se sentó enfrente de el.
- buenos días pequeño señor, me presentó, y luego se presentará usted, soy Amelia Euphrailde Leipheimer de Blishwick, aunque no me gusta que me digan Blishwick, tengo 22 años, ahora si turno señor-.
- yo soy Harry James Potter, tengo 7 años- dijo el niño emocionado.
- ¿Y con que clase le gustaría empezar señorito?-.
- ¿Herbología?-.
- Con gusto señor-.
Y la mujer paso la tarde organizando con Harry los día de estudio y como serían, hasta que Leipheimer tubo que marcharse.