Adopted || J.J.K x L.L.M

*02|| Persecución ﾟ✧

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La vida de Lalisa no fue fácil desde un principio. Nacida en una casa con un padre alcoholico y una madre negligente, había tenido que aprender a valerse por si misma desde una edad muy temprana.

Sus padres eran un desastre: Veía todo el tiempo a su padre golpeando a su madre, mientras que ella, lejos de buscar una solución, traía hombres a la casa para curar sus penas. Aún recordaba esa época de su vida, una época que la había dejado marcada para siempre.

A los siete años, y luego de un intento de abuso por parte de uno de los "compañeros" de su madre, entró a un orfanato. Ese día, su padre llegó más temprano de lo esperado, y la primera imagen que vio fue a su hija luchando contra un tipo de cuarenta y tantos, quien intentaba abusar de ella.

Jonan Manoban no era un padre ejemplar, tampoco una persona que Lalisa apreciara, pero no era capaz de ver como le ponían un dedo encima a su hija. Así fue como terminó matando al abusador al frente de su propia casa, mientras que su madre, quien estaba completamente borracha, intentaba torpemente detenerlo.

Después de un juicio, su padre fue a la cárcel y su madre a un reformatorio para alcoholicos y drogadictos. La última vez que Lalisa los vio fue en el juzgado, el día que tuvo que declarar frente a la mirada de ambos. Jamás olvidaría la mirada dura de su madre, o las lágrimas en los ojos de su padre, aunque debería ser al contrario.

Pero su pesadilla pareció no termine ahí, pues el orfanato no era un lugar bueno para ella. No era un lugar bueno para nadie.

Era obligada a trabajar largas y pesadas jornadas, y las personas que se supone que deberían protegerla, simplemente la exponían más al peligro. Eso fue lo que más la marcó, eso y las noches de soledad a la que era expuesta. Lalisa solía dormir en el suelo, en una esquina de una gran habitación de techo alto.

A los doce años, una luz pareció llegar a su vida. Kim Tae-hee, o Bree, como le gustaba que la llamaran, era una mujer que en ese momento cumplía los treinta. Después de un divorcio doloroso y varios embarazos fallidos, recurrió a la adopción. Después de adoptar a un par de gemelos, los Kim, decidió que era hora de integrar a alguien más a la familia.

Se enamoró de Lalisa tan pronto la vio. A pesar de que Lalisa era tímida e introvertida, Bree logró ganarse su confianza y hacer lo que nadie había hecho: Que Lalisa se sintiera amada. En ella encontró el amor que sus padres jamás le dieron, y la confianza de los amigos que jamás tuvo. Después de todo el papeleo, Lalisa fue a casa de aquella amable mujer, que vivía con Jennie y Taehyung.

Los Kim eran extraños. Peleaban todo el tiempo, se negaban a prestarse entre ellos las cosas y se hacían travesuras, pero al final del día, eran iguales. Se convirtieron en los mejores amigos y protectores de Lalisa, con un año más que ella. Ambos eran piezas fundamentales de su vida, y las únicas personas de su edad realmente cercanas a ella.

Lalisa, pequeña, terca y supuestamente indefensa, se encargó de mostrarles a todos quien era. Se esforzó por ser la mejor en todo lo que se propusiera, y así había llegado al puesto que ocupaba: Considerada la mejor estudiante de su secundaria, una gran bailarina, amante de la fotografía y admirada - o envidiada - por cualquier persona que la conociera. Eso no significaba que tuviera muchos amigos, pues su grupo afectivo era más bien pequeño, y eran pocos los que lograban realmente ganarse su empatía.

Al crecer, su carácter no cambió, y sus secretos seguían siendo eso: Secretos. Ni siquiera Bree sabía de su situación, pues Lalisa prefería que así fuera. Nadie sabía realmente de su pasado, Lalisa era un misterio.

Por eso, una parte de ella sintió miedo cuando Bree dijo que adoptaría a alguien más. Lalisa presentía que esa pers9na llegaría para quedarse en su corazón y meterse en su mente, y sus sospechas aumentarían cuando supo que alguien como Jungkook viviría en su misma casa.

Un chico alto, apuesto y de su edad. Ese era Jeon Jungkook, y Lalisa no quería abrir su mente y su corazón a más personas.

Por eso, después del golpeteo con el bate en la cocina, Lalisa intentó evitar lo más que pudo a Jungkook.

Cuando el entraba a la cocina, ella se iba. Cuando Jungkook entraba a la casa, Lalisa salía, y cuando estaban ambos, Lalisa simplemente estaba en su habitación. Y Jungkook comenzaba a notar la extraña actitud de su supuesta hermana hacia el.

Jungkook quería hablar con ella, quería conocerla. Estaba decidido, y si en algo se parecían, era que cuando algo se les metía en la cabeza, debían cumplirlo.

— Hey, ¿Lalisa? No. — Ese fue su primer intento, el día que se cruzaron en el pasillo — Yo quería pedirte una disculpa por...

— ¿Por lo del bate? Tranquilo, está superado. Bay — Lalisa se despidió y alejó con nerviosismo.

— ¡Oye, espera! — Pero era caso perdido.

El segundo intento, fue un día de lluvia. Era de madrugada y Jungkook sintió hambre, así que fue a la cocina, y se encontró a una Lalisa estudiando a las tres de la mañana. Se extraño por ese echo, pero lo dejo pasar para poder hablarle.

— Oye, ¿Podemos hablar?

Lalisa se maldijo internamente, y sintió que el destino conspiraba en su contra.

— Em... soy sonámbula. — Aclaró — Ahora me iré a mi habitación, y fingiremos que nada de esto paso.

— Pero....

— So-nam-bu-la.

Jungkook comenzaba a rendirse. Frustrado, porque no había logrado su cometido, salió a correr en una noche de martes. El clima era bueno y a él le parecía una buena opción para despejar su mente. Entonces la vio.

Lalisa trabajaba de medio tiempo en un café, y al parecer entregaba algún pedido. Buscaba la dirección de la casa a la que debía ir algo pérdida, así que Jungkook, "sigilosamente", comenzó a perseguirla.

Quizá no tan sigilosamente, pues en una de las esquinas, Lalisa decidió sacar el gas pimienta de su bolsillo.

— ¡Deja de perseguirme maldi...¿Jungkook?! — Se detuvo en seco — ¡Oh Dios! Como lo siento, pensé que eras... ¿Que hacías persiguiéndome?

— Jeje, hola... Lalisa.

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✨happy birthday Lili 💐