Stella era una chica triste, solitaria y débil. Sentía que no tenía nada en la vida, y lo que más deseaba era desaparecer. Ella se alejaba de las personas, ocultaba sus sentimientos, lloraba en silencio, jamás reía. No conocía el significado de la felicidad. Todo era dolor. Pero no era así con Harry.
Harry había renunciado a todo por Stella. Quería hacerla feliz, verla sonreír, reparar su corazón. Él la amaba, pero ella no podía verlo. Ella no podía ver nada bueno, ni siquiera el amor de aquel rizado chico de grandes orbes verdes que la seguía a todas partes.
Él decidió demostrarle de una forma especial sus sentimientos: mediante notas.