15 de Febrero de 1997.

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Mi esposa botó las rosas que le regalé.

Las vi cuando un vagabundo registraba nuestra basura.

No le reclamé, por aquello del doctor,
en cambio, le compré unas nuevas
y se las di en la noche.

Esta vez no las botó,
las colocó en el florero de la sala
aunque no combinaban con nada.

En Febrero un día malo y otro bueno.

Súbita Vorágine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora