Nuestra Historia

IV

#HalBru         #BruHal        #BatLantern        

Existían muchas cosas que el reciente veterano deseaba hacer, y casualmente entre sus prioridades no estaban las de encontrar un alfa que le ayudara a pasar el calor que estaba próximo a llegar. Se dedicó a establecerse, a visitar a su familia, la tumba de sus padres, adecuar para ser habitable el viejo departamento que conservaba y por último, abastecerse para un celo en solitario. Y por abastecerse entiéndase de grandes cantidades de comida, de electrolitos y muchos juguetes que le permitirían distraerse y disfrutarse él mismo.

Sería el primero, de esa forma, en muchos años. Antes de pedir su baja, el celo con un alfa, era una forma de canalizar y liberar sus tensiones. De olvidarse que la vida de su manada dependía de él y sus decisiones. Era un momento de gozo en donde se permitía solo disfrutar. Pero siempre quedaba un vacío al final. Nunca se había interesado por conocer realmente a sus parejas ocasionales, le bastaba con indagar que no estuvieran enlazados o casados, que no consumieran drogas y que fueran lo suficientemente controlables para no marcarlo.

También tomaba algunas medidas de seguridad. Usaba un collar, que odiaba, pero que le permitía evitar cualquier sorpresa sobre su glándula. Otra característica de sus pocos celos, era que no se perdía por completo en la bruma del calor y el placer; había consumido tantos supresores a lo largo de su vida, que estos mismos le impedían esa plenitud. Otra cosa que sus amantes le hicieron notar, era que no hacia un nido, le bastaba con tener fuente de hidratación y alimento. El lugar, por lo regular alguna suite de algún prestigioso hotel que pudiera brindarle la seguridad que requería.

Definitivamente, Hal Jordan, no era el típico omega cuando pasaba por su celo y eso, por increíble que parezca había hecho que muchos de sus amantes quisieran más de él. Era libre en cuanto su sexualidad se refería y eso implicaba que gustaba de prácticas que a muchos le parecían aberrantes. Por momentos le gustaba el sexo algo rudo, no había probado el BDMS, pero había ciertas cosas que le gustaban. En otras ocasiones, le gustaba imponerse y jugar con el alfa. Sin duda, el coronel Jordan, era lo que muchos deseaban en una pareja. Un caballero intachable en público y todo un promiscuo en la cama.

Así que este nuevo celo era diferente. Había dejado de consumir supresores y su aroma volvía a ser tan dulce y fresco, como intenso. Por primera vez en diecisiete años, preparo un nido. Quizás uno sencillo y que distaba de lo que la mayoría consideraría propiamente un lugar seguro, pero para él, en esos momentos lo era. Todo su escuadrón le había obsequiado algún detalle por su reciente baja y, cada pequeño objeto se encontraba en el cuarto. Desde el avión a escala que era justamente como el que piloteaba, hasta mantas que había dejado sobre su cama. Todo impregnado con el aroma a la manada que tanto quería, sintiendo así en casa.

Esa era otra de las razones por las que no quería un alfa en esa ocasión. No quería que nada perdiera la esencia de su familia. Algo que un alfa con feromonas elevadas echaría a perder, sin contar que se podría descontrolar por olfatear a otros alfas tan cerca de él en ese momento. Aparte, su celo le haría desprender sus propias feromonas con mayor intensidad y con eso, el lugar se volvería suyo, sin importar los demás aromas.

A escasos días de su celo, el piloto decidió atender la oferta laboral que su amiga de la infancia, Carl Ferris, le había hecho apenas y se enteró que estaría de baja. Realmente no requería ya de un trabajo, había ahorrado lo suficiente para pasarse un par de años descansando; pero apenas llevaba un par de meses inactivo y parecía que pronto empezaría a trepar paredes. Simplemente ser holgazán era algo que no podía soportar, no cuando desde los dieciséis se la vivía activo.