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   Haruka yacía sentado en el sofá entre sus dos mejores amigos. Su atención estaba en el móvil que sostenía entre las manos mientras el chico a su izquierda señalaba la pantalla con alegría, intercambiando opiniones.

  — A mí me gusta más este — Dijo su amigo haciendo que Haruka levantara una ceja, incrédulo.

— Es malísimo ¿verdad, Sami?

  Se giró para dar un golpe en la pierna de su otro amigo quien no participaba en la conversación desde hacía unos minutos, al ver que no obtuvo respuesta le miró. Éste observaba por encima del respaldo del sofá donde a unos metros se veía la isla de la cocina gracias al espacio abierto entre las dos estancias. Allí sentado, perdido en su propio mundo, estaba Kento.

  Ese chico se había vuelto un problema para él en las últimas semanas, desde que comenzó la convivencia apenas intercambiaron unas palabras y cada uno se acostumbró al hecho de ser casi invisible para el otro, así era más agradable. Pero todo cambió cuando Haruka se sorprendió a sí mismo contemplando en silencio la adorable sonrisa de Kento, la cual ni siquiera era para él. En muchas ocasiones le miraba a distancia, sonreía al verle hablar alegremente, pensaba en él y hasta soñaba con él. Cuando quería dejarlo salir de su mente alguien a su alrededor le nombraba o él simplemente aparecía.

  Eso era lo que estaba ocurriendo en este instante. Su amigo miraba embobado a Kento que parecía ajeno a todo. Le dio otro golpe para que apartara la vista de él.

— ¿Qué está haciendo? — Preguntó con curiosidad por lo que Haruka se vio obligado a volver la vista atrás.

  Kento movía una mano sobre un papel mientras su cabeza estaba agachada ocultando su cara, su pelo liso y negro caía hacia un lado en un perfecto flequillo que no llegaba a cubrir sus ojos. Esos ojos negros, brillantes, vivos a la vez que tímidos. Su piel era morena casi un tono extraño en la piel de un japonés, pero eso le hacía ser tan atractivo. Haruka soltó un suspiro pues se había perdido en sus estúpidos pensamientos.

— Creo que está dibujando o escribiendo, es algo que le fascina.

— Tiene un aire misterioso. Tengo la tentación de acercarme a él — Haruka sintió una punzada de molestia en el estómago, pero no tuvo más remedio que fingir indiferencia, se encogió de hombros alejando sus ojos de Kento.

— Haz lo que quieras.

   Sami se puso de pie de un salto yendo hacia la cocina, Haruka y Tae se giraron en el sofá para ver la escena mejor. Kento se asustó al notar la mano de ese chico en su hombro, levantó la vista hacia él para luego mirar al frente donde su mirada se cruzó con la de Haruka durante unos segundos.

— ¿Qué haces? Estás tan concentrado que siento curiosidad.

— Eh, escribo. No es nada importante.

— ¿Se lo has dado a alguien para que lo lea? Sino cómo sabes que no es importante.

  — Sólo la ha leído mi madre.

  — ¿Ni siquiera se lo dejas a Haruka? — Al decir eso las miradas de ambos volvieron a encontrarse, el silencio flotó en el aire antes de que Haruka apartara los ojos, nervioso y algo molesto por la indiferencia que mostraba Kento hacia él.

— No — Respondió Kento.

— Ni siquiera soy su hermano ¿por qué iba a dejármelo? — Contestó Haruka sentándose correctamente en el sofá, evitando así los ojos de Kento tratando de ocultar su malestar.

  — Exacto, no lo es.

  Guardó los papeles en una carpeta que puso bajo su brazo, se levantó dejando a Sami sólo en la cocina. Éste volvió con sus amigos, pero pronto perdió el interés en la conversación nuevamente. A través de las enormes puertas correderas de cristal se veía a Kento en el jardín dando toques a un balón, pero lo que tenía a Sami boquiabierto era que el chico se encontraba sin camisa. Le dio un codazo a Haruka para hacerle un gesto con la cabeza haciendo que siguiera su vista.

  Se quedó sin habla, jamás le había visto así y era digno de admirar. Parecía un chico delgado sin nada especial, pero su abdomen estaba bien definido y en sus brazos, aunque no se marcaban los músculos, estos se dibujaban si apretaba los puños o ejercía algún tipo de fuerza. Se mordió el interior del labio inferior, esa sería una imagen inmensamente difícil de olvidar.

— ¿Desde cuándo es tan bueno en eso? — Dijo tratando de pensar en sus habilidades con el balón.

— ¿Qué más sorpresas esconde este chico? — Comentó Sami con una media sonrisa.

  Haruka negó apartando los ojos del jardín. Tras una hora sus amigos se despidieron armando un poco de alboroto que molestó a Kento, ahora no sólo debía aguantar a su hermanastro sino a sus ruidosos y extraños amigos.

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  N/A: Sé que no es un buen capítulo, pero espero ir mejorando en el transcurso de la historia. Intentaré publicar dos veces a la semana porque es corta.

  La portada es obra de la generosidad de  MeiiiSuzukiii_

AMOR ESCONDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora