Llevaba despierto unos minutos sintiendo como el dolor intenso había desaparecido casi por completo. Su padre le dio el móvil para que pudiera contestar las mensajes que Kento no había parado de mandar. En eso estaba cuando el médico entró en la habitación.
— Traigo los resultados, parece que todo se debe a una indigestión. Pero quiero que se quede ingresado para poder realizar más pruebas.
— ¿Pruebas sobre qué? ¿No es sólo una indigestión?
— En un principio si, pero en los exámenes se muestra algo extraño — Padre e hijo intercambiaron una mirada llena de miedo — La enfermera le pondrá más suero ¿puede venir conmigo mientras tanto?
— ¿Qué sucede? — Preguntó el padre en cuanto salieron al pasillo.
— Creo que el caso de su hijo es más complicado, tengo sospechas de lo que hemos encontrado en su cuerpo. Necesito su aprobación para mandar esa muestra al laboratorio. Si es lo que pienso es una suerte que su hijo esté vivo.
— Haga todo lo necesario.
Al día siguiente por la tarde volvieron a casa. Haruka debía tener una dieta blanda y beber mucho líquido para limpiar su organismo. Kento se encontraba de rodillas al lado de su cama sosteniendo su mano.
— Parece que te estás despidiendo de mí — Bromeó ante la seria expresión de su novio.
— No sabes el miedo que he pasado. Mi madre no me decía nada de ti y he esperado horas hasta hablar contigo.
— Quiero preguntarte algo, por favor no lo tomes a mal.
Kento acarició su frente retirando su pelo.
— Lo que mi oso quiera.
— ¿Por qué no me contaste lo de tu primer novio? — La cara del contrario se volvió blanca incluso el agarre en su mano perdió fuerza — Si te duele no quiero saberlo.
— Por supuesto que me duele, aún no sé por qué lo hizo ¿fue por mi culpa?
— Claro que no, seguro que hay otra razón. Olvida lo que he dicho.
— Quieres saber si le he olvidado ¿verdad? — Haruka se quedó asombrado —No del todo, por lo que pasó. Si es por el lado amoroso está superado, te quiero solo a ti.
— Siento recordártelo.
— No importa, ahora solo me interesa que estés bien.
— Te tengo a ti ¿cómo iba a estar mal? — Despacio se aproximó a él, pero cuando ya casi rozaba sus labios se detuvo dubitativo — Estoy bien, puedes hacerlo.
Con una sonrisa acortó la distancia entre sus labios y los Haruka.
**********
Rebuscaba en los armarios de la cocina una botella de cristal que sabía guardó meses atrás, Haruka necesitaba beber mucha agua y pensó que sería bueno para su hijo tener una botella en su habitación. En el rincón más escondido vio un bote blanco con letras verdes sin identificarlo, había una advertencia de peligro para la salud. Miró los componentes sintiendo que casi se caía al suelo, uno de los ingredientes era algo que nombró el médico. Lo guardó en el bolsillo, llenó la botella para Haruka y salió de casa.Tres días más tarde los resultados estaban en su poder mientras los extendía ante Haruka para que él pudiera entender todo lo que le había contado.
— ¿Qué comiste ese día fuera de lo normal?
— No salí de casa así que nada.
— Haruka piensa, esto es serio.
— Fui al instituto, comí aquí luego estuve en mi habitación haciendo los ejercicios — Fijó los ojos en su padre recordando lo que pasó — La madre de Kento nos pilló, por la noche me dio un poco de tarta, pero ella también comió.
— ¿Viste algo extraño en la tarta?
— Si lo hubiera hecho no habría comido ¿crees que fue ella?
— Espero que no — Se puso de pie con evidente molestia — Si fue ella está acabada.
— ¿Qué vas a hacer?
— No les digas nada, vuelvo en unas horas.
En unas horas apareció acompañado de un oficial de policía que le tomó declaración en su habitación. Durante semanas fingieron que no había una investigación en marcha. Haruka odiaba tener que ocultarle eso a su novio, pero no podían levantar sospechas.
Haruka bajaba por las escaleras cuando vio una pareja de policías en la puerta hablando con ella, quiso subir y detener a Kento en su cuarto pero el contrario ya se encontraba tras él.
— ¿Qué pasa?
Ella miró a su hijo y de inmediato cambió su atención hacia Haruka.
— ¡Tú! ¡Me has denunciado! — Se lanzó contra él haciendo que perdiera el equilibrio cayendo de espaldas, uno de los hombres la detuvo — Tuve que haberte matado cuando supe que le estabas arruinando la vida a mi hijo.
— Mamá ¿de qué hablas?
— ¡Acabaré contigo como hice con él!
El corazón de Kento dio un vuelco al comprender que no fue un suicidio lo que acabó con la vida del que era su novio, en un momento en que estaban desprevenidos la mujer agarró el cuello de Haruka. El policía la redujo colocando sus brazos tras ella.
— ¿Tú le hiciste eso? — Murmuró Kento.
Haruka tosió tratando de recuperar el aire a la vez que buscaba la mano de Kento, el cual al notar el roce la apartó.
— No me toques.
— Kento.
— Por tu culpa mi madre irá a la cárcel. Por tu culpa sé que fue ella quien lo hizo ¡me has arruinado la vida!
La madre comenzó a reír presa de la locura, el padre de Haruka entró corriendo a la casa.
— Tenían que avisarme, mi hijo es menor debo estar presente en este momento — Trató de no elevar demasiado la voz ante la policía, después abrazó a su hijo quien no quitaba la vista de Kento.
— ¡He logrado apartarlo de ti! ¡Por fin puedo ver como te desprecia, tanto como lo hago yo!
— Por favor saquénla de aquí — Pidió el padre — Me haré cargo de Kento hasta que cumpla la mayoría de edad.
— No me quedaré en esta casa.
— ¿Intenta matarme y el malo soy yo?
— No quiero saber nada de ti.
Pasados unos meses Haruka se graduó tras pasar un tiempo con su madre. Después volvió con su padre antes de ir a la universidad.
Ya instalado decidió dar un paseo por el edificio para habituarse, en una esquina vio una figura que todavía no había logrado olvidar. Kento cruzó una mirada con él, pudo ver esa nostalgia que acompañaba al amor que intentó ocultar tras esa mirada de desprecio y asco que mandó al contrario con indiferencia.
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AMOR ESCONDIDO
RomanceDesde hace un año Haruka y Kento viven bajo el mismo techo. Sus respectivos padres contrajeron matrimonio arrastrándolos de lleno a una nueva vida que ninguno quería. Al principio se mantuvieron tan distantes como pudieron, pero en el verano de ese...