Las vacaciones de verano eran las más aburridas que recordaba. Se pasaba las tardes en su habitación y a veces salía al jardín para hacer ejercicio.
El ambiente en casa era tan denso como un mar de fango. Con Kento era insoportable pues ambos eran invisibles para el otro, su madrastra nunca había sido muy cariñosa con él pero desde hacía unos días el trato era gélido y distante. Sólo sentía un respiro cuando su padre estaba en casa.
El timbre le hizo espabilarse ya que estaba quedándose dormido en el sofá. Al otro lado apareció Tae con una sonrisa y una bolsa de plástico en la mano.
— ¿Qué es eso? — Preguntó Haruka contento por la visita.
— Dango, dijiste que la próxima vez que hiciese los querías probar.
— Pasa — Ya en la cocina Haruka lo dispuso todo para preparar té mientras Tae sacaba un palito con las tres bolitas, una de cada color, y se acercó a su amigo — ¿Qué haces?
— Darte uno.
— Puedo comer sólo.
Intentó quitárselo de la mano, pero Tae fue más rápido y se hizo a un lado, negando.
— Te lo daré yo — Haruka frunció el ceño, Tae fingió un puchero — Sé bueno.
— Oh, esto es ridículo — Se quejó.
— Di "aah".
Lleno de vergüenza, Haruka abrió la boca para que su amigo pudiera poner el dulce en ella. Masticó evitando la mirada de Tae, a los segundos se giró hacia él.
— Esto está realmente bueno. No los has hecho tú ¿verdad?
— Eh me ofendes, claro que son míos.
Haruka rompió a reír sin ser consciente de que al otro lado de la puerta de cristal Kento yacía medio escondido observando la escena. Justo en ese instante Tae pellizcó la mejilla de Haruka mientras le pasaba el palito con las otras restantes. Kento se sintió engañado y dolido por las palabras de Haruka.
— Eres verdaderamente un idiota.
Pero a pesar de sufrir viendo ese momento entre ellos sus piernas no reaccionaban por lo que no tuvo más remedio que permanecer allí contemplándolos. Haruka servía dos tazas de té bajo la atenta mirada de Tae que temía que alguna gota fuera desperdiciada, al ver que no fue así palmeó el hombro de su amigo con orgullo.
— ¿Qué te apetece hacer después?
— No puedo quedarme mucho tiempo — Informó Tae al tiempo que se ponía en pie para ir a su lado, apoyó una mano en su hombro y le susurró algo al oído. Haruka se puso tenso ante lo que escuchó.
Por otro lado Kento se sintió humillado y pisoteado haciendo que por fin sus pies se alejaran del lugar. Más tarde cuando su madre llegó a casa una ira recorrió su cuerpo, no por el hecho de que llegara sino por lo que hablaron la última vez. Se había sentido de menos por la actitud de Haruka y no podía retener su mal humor.
— Mamá hoy me he dado cuenta de algo que quizá tú no apruebes, pero quiero que lo sepas — Su madre le miró expectante — Haruka y Tae están saliendo.
La cara de la madre cambió del blanco más pálido al rojo más intenso. Sin decir nada subió escaleras arriba en busca de su hijastro. Kento permaneció al pie de la escalera escuchando todo.
— ¡No quiero que ninguno de tus amigos vuelva jamás a esta casa! ¡Si quieres ser un indecente te vas a la calle!
— ¿Qué te pasa? — Gritó Haruka al ser regañado así — No eres nadie para hablarme así, esta también es mi casa y mis amigos vendrán cuando les dé la gana.
— ¡Ni hablar! Compórtate como se debe.
Y reinó el silencio. Durante la cena hubo otra discusión debido a que le contó esa falsa noticia a su padre, el cual por supuesto creyó a su hijo. Aún así le pidió que ninguno de sus amigos volvieran, al menos en unos días para calmar las aguas.
Habían pasado cuatro días desde que le confesó a Kento que se sentía atraído por él y no hubo ni un sólo segundo en el que no se arrepintiese de haber abierto la boca. Como tarde se encontraban solos en casa, para su suerte Kento estaba encerrado en su habitación.
Cuando bajó a por algo de beber vio a Haruka con la cabeza escondida entre sus brazos sobre la mesa de la cocina. La culpabilidad le estaba carcomiendo desde el día anterior.
— Lo siento — Al oírlo elevó la cabeza — Yo...
— No quiero oírte — Le interrumpió yendo camino a las escaleras.
— Pero Haruka...
Éste se dio la vuelta enfadado, apuntándole con un dedo.
— ¡Ya sé que has sido tú! Era imposible que tu madre supiera algo por si misma cuando nunca está aquí ¿qué pretendías que me viera solo? Buen trabajo.
— Fue un error ¿vale? Aclararé todo con ellos, primero quería disculparme contigo.
— ¿Todo esto es por qué me viste con Tae? —La cara de Kento cambió en un momento – Él fue quien me dijo que nos estabas espiando, pero me callé para no dejarte en evidencia, sin en cambio tú... — Casi estuvo a punto de no decir nada, pero su enfado era demasiado — ¡Eres peor de lo que pensaba! ¡Si no admites lo que sientes déjame en paz!
— ¿Qué pasa aquí? — Su madre había aparecido en el peor momento ¿y si había escuchado lo que dijo? — Sabía que el extraño comportamiento de Kento era cosa tuya. Se acabó, ahora mismo me vais a decir qué pasa.
— Nada, solo me disculpaba por el mal entendido que he creado sobre lo de Tae.
— ¿No era verdad?
— Por supuesto que no, pero nadie se molesta en preguntarme.
Se lanzó escaleras arriba hacia su cuarto con la mirada de Kento sobre su espalda.
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AMOR ESCONDIDO
RomansaDesde hace un año Haruka y Kento viven bajo el mismo techo. Sus respectivos padres contrajeron matrimonio arrastrándolos de lleno a una nueva vida que ninguno quería. Al principio se mantuvieron tan distantes como pudieron, pero en el verano de ese...