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  Normalmente no dormía demasiado, pero descansaba. Se despertó varias veces en mitad de la noche, estaba incómodo y soñaba cosas extrañas. Se levantó temprano con la suerte de tener la cocina para él sólo. Tras media hora la abuela de Kento hizo acto de presencia, le observó un segundo antes de saludarlo amablemente.

  Escapó cuando su madrastra entró, en la entrada casi chocó con un chico por ir andando mientras miraba hacia atrás. El chico era un poco más alto que él, moreno de piel y pelo castaño. Le dedicó una sonrisa.

  — Haruka ¿verdad? — Inquirió amablemente, él asintió — Soy Kaeru, el primo de Kento. Te importa ayudarme con estas cajas — Señaló al suelo para luego acuclillarse ante ellas — Es la compra de toda la semana, tardaré un rato si lo hago sólo.

  — Claro. Pensaba que eras el chico de los recados, no te ubico en la boda.

  — En sí soy el chico de los recados, cada sábado le hago la compra a mi abuela. Yo tampoco me acordaba de tu cara, pero mi madre me dijo que estábais aquí.

  Ambos pasaron a la cocina cargando con una caja enorme cada uno, su vista se cruzó con la de Kento quien le regaló una sonrisa.

  — ¿Ayudando a Kaeru?

  — Sí.

  — Es de la familia ahora ¿no? — Bromeó Kaeru.

  — Más de lo que te imaginas — Murmuró Haruka.

  El resto de la mañana Kento se sintió entre la espada y la pared. Su abuela le pidió que pintara con ella figuras para decorar como cuando era pequeño, era una de sus aficiones favoritas por lo que no pudo negarse; por otro lado sabía que Haruka no le había dado importancia porque quería que disfrutara con su familia a pesar de quedarse sólo. Éste permanecía sentado en el sofá con el móvil en las manos, entre tanto, se dedicaban miradas furtivas el uno al otro cuando la mujer no estaba atenta.

  — Siento no poder mostrarte el lado divertido de esta zona — Al escuchar la voz de su novio, Haruka elevó la cabeza sorprendido a la vez que la mujer hacia lo mismo al lado de su nieto.

  — Más tarde haremos algo.

  La abuela observaba a Haruka con una mirada indescriptible, luego señaló la figura que su nieto tenía entre las manos.

  — Te estás saliendo. Concéntrate.

  — Lo veo, puedo arreglarlo.

  Al caer la tarde las tres mujeres se metieron en la cocina preparando el menú para la cena. Haruka aprovechó el momento de soledad para sentarse en el brazo del sofá junto a Kento mientras le rodeaba los hombros con el brazo.

  — Saldremos un rato tras la cena, quiero pasear contigo.

  — Deja de intentar compensarme por lo de hoy. Pasar tiempo con tu abuela no es nada malo.

  — No voy a darte una recompensa, las noches aquí son preciosas. No hay polución ni luces artificiales, la vista es increíble.

  Haruka asintió al tiempo que le daba un beso en la cabeza, Kento sonrió apoyándose en su hombro.

  — Siento interrumpir — Kaeru entró a sus espaldas, ambos se separaron un poco — La abuela me pidió que os mantuviera vigilados, tu madre comentó que existía una relación preocupante entre vosotros, pero la abuela cree que es por otro motivo.

  Los ojos de Kento se abrieron debido al miedo.

  — ¿Qué motivo?

  — Cree que hay algo sospechoso por la manera en que os tratáis y por lo que veo no se equivoca.

  — Oye Kaeru — Empezó Haruka con respeto, pero no le dejó continuar.

  — No diré nada, estoy de vuestro lado.

  — ¿Hablas en serio? — Le preguntó a su primo, cuando éste asintió dijo agradecido — Nos haces un favor grandísimo, gracias.

  — Si me pregunta no sé nada. Pero siento curiosidad ¿desde cuándo...?

  — Una semana — Intercambiaron una mirada antes de volverse a Kaeru de nuevo — Pero es algo serio.

  — Cuidaré de Kento, gracias por cubrirnos — Agradeció Haruka.

  — Espero que sea así. También debéis controlar vuestras miradas, la abuela os vigila de cerca y claro mi madre está al corriente de las sospechas de las supuestas amenazas. No te tiene en buena estima.

  Haruka miró a su novio con una ceja levantada.

  — ¿Ves como tenía razón? No son ideas mías.

  — Vale, eres un genio no se te escapa nada.

  — A esas actitudes me refiero.

  — ¿Qué? No hablamos así en público — Se quejó Kento, su primo se cruzó de brazos.

  — Lamento decirte que tú eres muy amable con él, Haruka parece más frío. De ahí que tu madre crea que le tienes miedo.

  — Se acabó el ser bueno conmigo — Bromeó Haruka — Tal vez le haya resultado raro tu comentario cuando pintabas, estabas preocupado por si no me encontraba a gusto. Tienes que disimular más.

  — Desde que hemos llegado es el primer momento que podemos pasar juntos, el resto del tiempo te ignoro.

  — Eso no es así — Corrigió Kaeru — Si vieras tu cara cuando él aparece ante tus ojos no dirías eso.

  Haruka sonrió orgulloso a la vez que el chico mayor dejaba escapar una risita. Kento fulminó a su primo con la mirada y le propinó un golpe a su novio.

  — Ya basta, no soy tan evidente.

  — Claro que no, pequeño.

  — Una cosa es que esté de vuestro lado y otra muy distinta es que quiera ver vuestro incesante coqueteo.

  — Disculpa — Haruka hizo una reverencia poniéndose en pie, de reojo vio como las tres mujeres entraban al salón cambiando por completo su semblante — Me voy a la habitación.

  Kento también se puso en pie, Kaeru tenía la intención de seguirlo, pero su madre le detuvo. Intercambiaron una mirada que no necesitaba traducción antes de separarse.

  — Creo que mi tía va a pedirle los informes — Dijo al cruzar la puerta.

  — Confío en que no dirá nada.

  — Yo también.

  Se sentó en sus piernas mientras Haruka abrazaba su cintura, Kento le besaba con lentitud mezclada con las ganas de todo un día apartado de él. El sonido en la puerta fue tan débil que ninguno lo escuchó.

  — Os ha bastado un segundo para lanzaros el uno sobre el otro ¿qué pasa si hubiera sido otra persona? — Comentó con un poco de molestia. Haruka y Kento sonrieron avergonzados.

AMOR ESCONDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora