Si no es ahora, ¿cuándo?

38 10 0
                                    

Las entrega de notas habían sido del asco, ni siquiera quería llegar a casa. Me daba pena imaginar  la expresión de mi madre cuando viera mis resultados.  Todo el día había pensado en eso, ¿qué le iba a decir? "Hola mamá, reprobé todas las materias a pesar de que estudiar es mi único trabajo, y soy una mal agradecida contigo".

—  ¿Te concentras, Aymara? ¿Debo pedirte de rodillas que nos hagas la coreografía una vez más? 

La señorita Agata se encontraba frente a mí de brazos cruzados con cara de estupefacción al ver que yo ni siquiera reaccioné. — ¿Eres demasiado buena para una coreografía tan simple? ¿podrías responderme al menos?

—  Sí, señora. 

—  ¿Si eres muy buena como para esto? 

La miré a los ojos. No, no fue eso lo que quise decir. 

—  No... Yo sólo, perdón, estoy... 

—  No, no te preocupes, yo entiendo. Puedes esperarnos fuera del salón, ya que las últimas clases no te han interesado. Jamás pretendía que te aburrieras. — El sarcasmo en cada palabra era evidente.

Saskia me observaba desde su puesto gritando la frustración que sentía hacia mí, sin decir ni una sola palabra.

Cuando me retiré del salón,  Ferrán salió también. Me senté en el suelo a quitarme las zapatillas mientras sentía su mirada sobre mí. No quería hablar, mucho menos responder preguntas tontas. 

—  ¡¿Me puedes decir qué carajos te pasa?! — como esa por ejemplo.

Era la voz de Saskia, quien me observaba a la espera de una respuesta, pero no quería decir nada. Es que no sabía qué responder a una pregunta que yo también me había hecho los últimos días.

— ¡Mindy, di algo! Estás a nada de que te envíen a la barra.  O peor, que te veten de las coreografías. — seguí sin observarlos. Desataba cada cinta con paciencia. — ¡Aymara di algo! 

—  Has silencio, Saskia, déjala en paz. — Ferrán se sentó en el suelo enfrente de mí — solamente quiero saber si necesitas algo, si quieres que llame a alguien... No te ves bien. Queremos ayudar, porque tienes días así. Te queremos mucho y deseamos hacer algo por ti... — las lágrimas amenazaban con salir, no quería llorar, no tenía porqué. — No quiero que respondas, con que me hagas una seña entenderé. 

Los demás bailarines comenzaron a retirarse,  sabía que me observaban, sentía sus miradas sobre mí. 

La señorita Agata entró en el vestidor y la miré, claramente estaba molesta. 

—  Déjennos a solas, por favor. 

Ferrán me miró una vez más con ojos de súplica — ¿está bien? — simplemente asentí. — Te estaremos esperando fuera. 

— No sea tan dura con ella, sabe que la está pasando mal... — Agata miró a Saskia y respondió un seco "sí". 

Cuando los chicos se marcharon, la profesora se sentó en una de las banquetas mientras yo terminaba de quitarme el traje de ensayo. 

— No quiero que me cuentes lo que sucede, pero sea lo que sea, debes tener presente siempre que nuestra regla de oro se basa en que de la puerta principal hacia dentro no importa nada más que la danza — no quería mirarla, imaginaba la dureza de su rostro en esos momentos — Tu profesor de música me llamó a ver si llegabas a los ensayos conmigo, pues dice que tiene al menos una semana sin verte. Yo no voy a permitir eso, y mucho menos esas actitudes en mi clase. No espero nada más que perfección de ti, porque eso es lo que  has entregado desde que entraste a esta academia. No son tiempos de bajar el nivel, ya debes de ir creando un perfil, para lo cual te estaba ayudando, pero si sigues así, tendrás suerte si te contratan para un musical. 

NolmuqtaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora