Del amor a...nada.

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Los días con Yannick se hacían un poco menos pesados; era un chico alegre, esforzado, junto a él sentía que la vida podría tomarse un poco más a la ligera. Respetaba mis horarios sobre actividades y siempre fue anuente a colaborar en lo que yo necesitara, poco a poco nos hicimos más cercanos, no supe el momento exacto en que conectamos tanto, y cuando menos lo esperé nos convertimos en pareja.

Un día, después de la reunión del grupo juvenil, me acompañó a casa, y nos dimos nuestro primer beso. Todos los compañeros del grupo estaban emocionados por nosotros, los únicos que no se mostraban muy conformes con la situación eran Jaime y Enzo, quedó más que claro, porque ese día ellos estaban en casa y no me sonrieron como de costumbre, ni saludaron con la misma efusividad.

Al día siguiente, no había puesto un pie en el aula, cuando ya tenía a mi par encima haciendo preguntas; a pesar de que Saskia no había estado muy de acuerdo con la relación, me apoyaba en cada decisión que tomara sobre ello.

- ¿Fue de lengüita o sólo un piquito? - Saskia tenía ambos codos apoyados en mi mesa, y descansaba su rostro sobre sus manos, lo cual la hacía verse adorable y chistosa al mismo tiempo.

Negué dando a entender que no daría los detalles y ella bufó.

- A bu rriii daaaa - dijo Ferrán, quien estaba sentado en el piso a mi lado. - Necesitamos los detalles, son importantes, ¿cómo te voy a permitir un noviazgo con alguien que bese mal?

- No somos novios...

- ¡¿QUÉ?! - dijeron al unísono.

- Nena, llevan meses saliendo, ya se babearon, y aún con eso dices que no son novios... ¿qué más esperas de la vida?

- No hemos hablado de ello... No lo hemos formalizado. De ser así, él tendría que hablar con papá.

Ferrán fingió un bostezo - cierto, chapados a la antigua.

- Retrasan mis apuntes de la clase... - Mauro ya llevaba un rato poniendo atención a nuestra conversación, o al menos había pasado ese tiempo mirándonos. Mis amigos rodaron los ojos y se sentaron en sus respectivos lugares mientras que yo me acerqué a Mauro.

Saqué todas las plumillas, e intenté concentrarme en el profesor, aunque presentí que mi compañero no quería estar en silencio, estaba preparando algún comentario sarcástico sobre mí.

Increíblemente no decía absolutamente nada, se limitó a guardar silencio, al menos la mitad de la clase, hasta que el profesor nos puso un ejercicio a resolver con nuestro respectivo grupo; solamente pude anotar un par de cosas que había dicho, pues hoy explicó el tema con bastante rapidez.

- ¿Dónde iniciamos, jefa? - ese día, Mauro se estaba comportando bastante respetuoso lo cual agradecí.

- No lo sé, no entendí muy bien las indicaciones, habrá que revisar el libro.

- Podríamos revisar tus apuntes.

- No están completos, no anoté mucho.

Respiró profundo y al tomar mis notas dijo con sarcasmo - espero que a tu relación le pongas un poco más de ganas, qué desperdicio sería.

Ahí estaba el Mauro que yo conocía. Me limité a observarlo, no le iba a dar el gusto con una respuesta. Me devolvió los apuntes e hizo una seña con su cabeza para que yo comenzara a buscar lo que había que hacer.

- Hoy nos vamos a repartir el trabajo, ustedes también deben hacer algo.

- Lo que usted ordene.

- Andas muy colaborativo hoy, ¿no crees?

Sonrió - Creo que ya tienes suficiente carga con tu galán. - Tiré el lapicero sobre los libros y me crucé de brazos. Volvió a reír, lo cual me hizo enojar todavía más.

NolmuqtaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora