°•Capítulo 2•°

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Llevaba 20 minutos viendo la computadora apagada de Taehyung que se encontraba sobre la cómoda al frente de la cama.

Su mente recreaba todo lo ocurrido el día de ayer y muchos otros sucesos que pasaron meses anteriores.

Esa cercanía, las marcas, las miradas, las caricias traviesas, su actitud, su falta de emoción por estar con él, las horas en la que llegaban, todas aquellas acciones que dejó pasar pero que gritaban que algo andaba ocurriendo.

Que tonto había sido.

Las lágrimas volvían a acumularse en sus ojos desesperadas en que fueran liberadas. Quería gritarle hasta que el dolor en su corazón desapareciera pero sabía que las cosas no funcionaban así.

Estaba totalmente consciente de que debía de seguir fingiendo.

Se acercó un poco más a Tae que abrazaba su cintura y cerró los ojos anhelando que aquel cuerpo fuese el de Jeongguk pero su imaginación no bastaba. El olor no era el mismo, la sensación no era la misma, nada era igual y eso le dolía. Porque estaba al tanto que mientras él sufría por el engaño, el menor seguramente andaba feliz de la vida con Jimin.

Oh, Jimin.

Aquel chico que vio tan inocente la primera vez que se apareció en el departamento, presentándose con un dulce acento de Busan con las ilusiones al tope porque su sueño se cumpliría. Aquel chico con el que lloró varias veces por los comentarios maliciosos, al que abrazó y rogó para que dejara de hacer su dieta extrema, quien le acompañó una noche a hablar con sus padres sobre su futuro y que lo sostuvo en sus brazos cuando el frío rechazo le volvió a golpear su ingenuo corazón. Ese mismo chico fue quien se acostó con su novio sabiendo muy bien la relación que llevaban.

Un sollozo se escapó de sus labios y mordió estos para evitar que salieran más. Debían de prepararse a las 7 am para empezar con la ajetreada vida que tenían y apenas eran las 5 am pero el dolor le impedía volver a cerrar los ojos.

Porque las escenas se volverían a repetir como una película sin fin.

Se levantó resignado de la cama y buscó en el armario un conjunto de ropa limpia, debía de ir aprovechando la mañana si es que ya no volvería a dormir. Se dirigió al baño donde se desnudó y entró en la ducha, mientras el agua tibia caía en su espalda pensó en todo lo que ocurriría de ahora en adelante; sabía que no podía ignorar totalmente a los menores porque tanto las fans como la empresa sabrían de ello y se generarían rumores ocasionando que la verdad saliera poco a poco a la luz y... simplemente no. Tampoco podría hablar de eso con Jeon, o al menos en estos instantes, porque estaban a mitad de promociones y esto afectaría a el chico en su deber atrayendo la atención de los demás y lo último que deseaba es que alguien más que Taehyung se enteraran de su error.

Su catastrófico error de haberle confiado a alguien más su frágil corazón.

Terminó de vestirse y salió del baño encontrándose con Tae aún dormido, ahora abrazando a una almohada. Le acomodó las sábanas al verlo algo expuesto al frío.

- Gracias...

Susurró con una leve sonrisa en sus labios, ese chico era todo un ángel. Tomó su abrigo junto al teléfono con los audífonos, el tapabocas y las llaves de la habitación, salió de allí topándose con el desierto pasillo. La sonrisa que alguna vez estuvo en su boca se había esfumado al posicionar su vista en la puerta que había ocasionado todo el tormento que habita en su cabeza.

Siguió su camino con la mirada fija en el suelo hasta que llegó a el ascensor e ingresó en éste, marcó el último piso donde era un área libre para hacer fiestas o pasear un rato, mientras, se fue colocando el tapabocas; aunque deseara pasear por las frías calles hasta llegar a un parque y beber algo de café, eso sólo generaría molestia al equipo de seguridad porque siempre existía la posibilidad de ser descubierto por una fan o algún periodista, las falsas noticias eran todo un grano en el culo.

Y a pesar de todo, Te amo 《KOOKGI》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora