°•Capítulo 10•°

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Mis manos temblaban tan fuertes que las tuve que meter en los bolsillos de la chaqueta para evitar que se notara.

Jeongguk iba a mi lado leyendo el mensaje que Sejin hyung nos mandó con las indicaciones para llegar más rápido a la tienda pero todo parecía una eternidad, como si estuviésemos en arena movediza donde nuestros pasos se volvían en nuestra contra. Las miradas sobre nosotras no eran muchas, sabía que los guardespaldas nos cuidaban de lejos y tenía a Jeon junto a mi.

Entonces, ¿de dónde sale toda esta presión en el pecho?

Oh, claro que sé de dónde sale, sale de las miradas críticas que siento sobre mi, juzgando la ropa deportiva que llevo puesta, juzgando mi caminar, mi respirar, mi todo.

Nace del temor de ser atacado, no por ARMY sino por los haters, el odio, fe y amor es un triángulo peligroso que se ha de siempre vigilar. El pitido en mis oídos y el palpitar acelerado de mi va creciendo tal cual como una flor hija de la agonía que viene a traer lo inevitable, que deja en libertad los recuerdos de un chico inseguro de su futuro llorando a mares en un rincón de un baño público sólo porque no aguantó más los murmullos de las críticas que recibía de desconocidos.

Porque pueden ser memorias de hace años, pero las pequeñas cosas pueden marcar con fuerza a una persona.

Solté un suspiro tembloroso intentando traer mi mente al presente pero seguía divagando, caminando sin cuidado hacia una puerta con letreros de "PELIGRO" y con cerraduras de llaves perdidas que resguardaban lo que, con mucho esfuerzo, dejé atrás. Mis labios ya estaban agrietados de tantos mordiscos, sentía que dentro de poco la piel se iba a abrir y lograr que la sangre manchara el blanco tapabocas, pero era eso o mis dedos, ambas opciones no eran para nada buenas.

- Hyung, ¿Está bien? -Escuché la voz del menor con algo de lejanía pero de todas formas asentí para no generar preocupación.

A pesar de que la respiración me iba haciendo falta cada vez más.

Abracé mi cuerpo al escuchar risas cercanas que seguramente se burlaban de mí, con un cuerpo lleno de grasa y que a causa de ésta era que recibía golpes por no hacer nada bien, bajé un poco la mirada generando que el gorro y mi cabello ocultaran parte del rostro. Dolía, mi cuerpo y mente se encontraban agotados a pesar de estar iniciando el día, la respiración agitada junto a las palabras que gritaban mi mente generaba que me mareara a tal punto que mientras subíamos las escaleras eléctricas, Jeongguk tuvo que tomar mi cintura al haberme tambaleado.

No estaba para nada bien, el pánico me estaba comiendo entero.

Mi cuerpo ya no se sentía propio, era como si estuviese en una nube tóxica que me hacía delirar por la falta de oxígeno creando alucinaciones donde la consciencia se esfumaba. Tenía en claro que me movía, o tal vez no, aunque los brazos que me impulsaban a avanzar era una buena referencia a que me llevaban a algún lado.

La mente humana era una máquina compleja, algunos logran aprender a controlarla y otros se mantienen a raya con su potencial, pero siempre estará ese lado oscuro que aguarda a un pequeño error para saltar sobre ti, como una sigilosa pantera en plena cacería.

- Yoon... Yoongi... ¡Hyung! -Levanté mis ojos ante su fuerte voz, dejando caer por fin las lágrimas al encontrarnos solos en un pequeño espacio que nos daba un poco de privacidad. Mis labios temblaron cuando bajó la mascarilla, amenazando en soltar sollozos que ni podía soltar por el descontrol de mi respirar. Llevé mis manos a mi boca sin estar muy seguro de qué hacer, si morder mis dedos o callar los gimoteos de angustia- Amor... Yoongi, ¡Por favor, mírame! Todo está bien, cariño, nadie te está juzgando...

Mientes.

Mientes.

Mientes.

Y a pesar de todo, Te amo 《KOOKGI》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora