Cárcel

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Más y más noticias no paraban de llegar. Su éxito sería mayor de lo que imaginaba. ¿Por qué eso solo hacía que se le alejara? El instituto parecía vacío sin él. Por supuesto, era el alma de la escuela y la mía desde se disculpó por haber llegado al ensayo tarde. Yo, con tres líneas y él, protagonista. Siempre pasaba inadvertida a su lado.
Ahora el famoso cantante lanzaba su segundo álbum de estudio. Sentía que sus letras hablaban sobre mi. ¿Por qué no? Estuve a su lado sentada cuando lo llamaron porque su madre estaba en el hospital, cuando perdió el móvil y yo lo tomé prestado, pero caí en la tentación de quedármelo al darme cuenta de que no lo buscaba o el día de San Valentín y terminó con su novia, yo estaba en una esquina oculta. Vivía en la casa del frente durante la recuperación de su madre. La mía le llevaba dulces hechos por mí a los 7 años de edad.
Pienso en como el destino no dejó a nuestras miradas cruzarse. Si hubiéramos hablado, quizá sería la única en comprenderlo. Sin embargo, me encuentraba sola hasta hace unos meses en mi habitación llena de pósters  y escuchándolo rapear todo el día. Moverme de la cama solo para necesidades extremas y la Universidad. Los papeles llenaban mi escritorio, tachados y con borrones. Cada verso desnunado como nadie sabrá jamás. El ordenador encendido con él de fondo de pantalla, repleto de fotos, videos, entrevistas y comerciales. Entendía que no tenía mucho tiempo mientras le enviaba un correo o le dejaba mensajes en Facebook, pero necesitaba intentar que me leyera. Ya he asistido a los 20 conciertos por todo el país, la última vez estaba graduada de periodismo y podía pedir una entrevista. Así que allí, en su camerino, justo antes de empezar el espectáculo escuché su voz sin micrófonos. Por fin solos, aunque no fue por mucho. Observé sus facciones y me di cuenta de cuánto deseaba sentir su piel todos los días. Los brazos cubiertos de tatuajes llamaron mi atención. Había uno nuevo, con una fecha de naciemiento de hace solo unos dos días. No era suya, ni de nadie de su familia, una fecha que no tenía nada que ver con él ni conmigo. Entonces sentí que eso no debía estar allí, arruinaba la filosofía espacida en su piel y a mi frase favorita escrita en su torso: "Todo final termina en el inicio".

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