Espero impaciente la cita con Lei. Me he llenado más de dudas cada día. Al menos ahora estoy más tranquilo. En definitiva todavía Talia viene recurrentemente a mis pensamientos, lo único que hago es ignorarlo.
Los chicos me han preguntado por mi estado pues me encuentro más centrado en lo que hago y no hablo con nadie en los tiempos libres. He encontrado un libro llamado el Arte de Amar de Erich From. Es bastante interesante, aunque diré que con una ideología bastante antigua. Se que de alguna forma se basa en una idea de lo hacemos al enamorarnos. Lo complejo qué es. Pero, creo que por más que pase el tiempo, el humano nunca va a poder describir lo que provoca el amor. Todos tenemos emociones y acciones diferentes al encontrarnos enamorados.
Yo por ejemplo me siento en un vacío de incertidumbre. Sin saber que sigue después de sentirlo, que paso dar...
Y ahí viene de nuevo... ¿Me he enamorado en verdad?
Miro a lo lejos a esa pequeña chica. Me da paz admirarla a lo lejos. Yo necesito a alguien como ella, ¿El amor debe darte paz?
— ¿Qué vemos?— Brinco del susto al ver a Lí sentada a mi lado buscando la dirección de donde miro.
— Nada, Lí. ¿Por qué llegas de esa forma?— Reclamo.
— Así tienes la conciencia, Vic.— Me mira y ríe.— Solo quería ver cómo te encuentras. Has estado distante. Sé que no somos los mejores sujetos como amigos... Pero nos preocupamos por ti.
Me mira con toda sinceridad, sonríe y luego mira hacía mi punto. Un escalofrío recorre mi espalda al pensar que tal vez se habrá dado cuenta que miraba a Dol.
— Ellos también se preocupan por ti.—Señala con la cabeza al grupo de amigos.— Sabes que si tienes algún problema estamos para ti.
— Gracias, Lí. Eres una amiga grandiosa.— Cierro mi libro y me dispongo a preguntar.— ¿Cómo se siente estar enamorado?— Pregunto de golpe.
— ¿Eh?— Me mira sorprendida.— ¿De verdad le estás preguntando a la chica que nunca ha salido con nadie?
— ¿No has salido con nadie?
— No, solo he estado interesada en un chico... Desde que entramos a la preparatoria...— Confiesa apenada.
— ¿De quién?— Indago.
Su mirada me dice que no quiere decir el nombre. Me esquiva y busco una señal de saber quién es.
— ¿Lo conozco?
— Tal vez...— Y ahí lo tienen. Lí evidenciándose al pasar el chico del nombre raro, el cual olvido siempre. Sus ojos brillan diferente, es verdad que cuando vez a alguien que te gusta tu pupila se dilata, ella tiene unos ojos como los de una muñeca japonesa solo que más pequeños, perdidos en aquel chico de cabellos largos y ondulados, con chaqueta café.
» ¿Es él?— ¡¿Qué?! ¡¿De qué hablas Victor?!— Río ante su reacción.
— Te gusta el chico del nombre raro.
— Nathan.— Corrige.
— ¿Eso es un sí?
— Tal vez. No sé lo digas.
— Está a salvó tu secreto.— Le doy mi meñique en señal de juramento.
— Gracias. Ya deja de mirar a Dol. Si te gusta lo descubrirás.— Me deja helado con su último comentario. Se va como sí nada, sin dar explicación alguna.
Me vió.
°°°
Cómo cada viernes salgo derrotado pero con una actitud más enérgica a pesar del cansancio. Está vez la pequeña chica está ahí, perdida en las letras de un nuevo libro. Me sorprende la rapidez con que los devora.
— ¡Hey, ratón de biblioteca!— Grito a mitad de pista para que pueda escucharme hasta las gradas. Nunca había gritado sin pena alguna.
Me mira sorprendida y se limita a hacer una sonrisa apretada.
Cierra su libro y se levanta de las gradas. No creí que fuera a hacerlo.
— ¿Cómo estás, Vic?— Dice ya cerca de mi.
— Bien, gracias. Mejor. ¿No te molesto que te dijera "ratón de biblioteca"?
— Me alegro— Me sonríe tímidamente, característica de ella.— No, sería mentira si dijera que es la primera vez que me llaman así. Jack lo menciono primero.
— ¿Tu primo?
— Sí, dice que desde que soy pequeña leía un libro tras otro sin cansarme.— Admite.
— Eso es fabuloso. Podrías hacerme recomendaciones, yo a penas he comenzado en este mundo.
— Claro, cuando quieras.
La miro con curiosidad, la pregunta está en la punta de mi lengua queriendo salir. ¿Ella sabrá la respuesta a su pregunta?
Sin embargo, me limito a seguirla observando. Cosa que a ella no le incómoda o hace parecer que no.
— Vic, eres muy raro.— Dice para romper el silencio.
— Lo sé, por eso me han mandado al psicólogo.
— ¿Te han qué?— Dice abriendo sus dos ojos redondos.
— Sí, la enfermera me ha mandado con el psicólogo. Nadie más lo sabe más que la enfermera, el profesor de etimologías, Lei y ahora tú.
— ¿Lei?
— Si, el psicólogo. Me dijo que lo llamara así, somos amigos... Bueno soy su paciente pero debo sentirme en confianza.
— Muy bien... No creí que tú problema fuera algo así. Es complicado.
— Lo sé, pero no tanto como imaginamos. Solo es tiempo e intentar arreglar ideas. He tenido una semana difícil, sin mentir, pero pienso mucho en ti. En lo valiente que eres y recuerdo que lo mío es aún más pequeño, que debo poder.
Me mira fijamente, su rostro me refleja confusión. Tal vez no sabe que responder.
— Gracias, Vic. Pero no soy tan valiente como crees.— Agacha la mirada avergonzada.
— Claro que lo eres. Has vivido con eso. Yo no podría, yo ya me hubiera rendido. Cuando te conocí en lo absoluto imaginé que tuvieras alguna cosa mala. Eres una chica normal, solo que con un miedo no habitual.
— Un miedo no habitual. Gracias por decirlo así.
— Somos raros. Eso está bien.
¿Recuerdan esa paz de la que hablé? La siento, en cada fibra de mi ser. Al respirar mi corazón se siente cálido. La observo y siento que ella también la tiene. Nos miramos como sí no hiciera falta pronunciar nada.
Ahora un acto imprevisto viene. La abrazo. Ella me llega justo al pecho. Mierda, estoy sudado.
— Debo apestar— Le digo.
— No— Ríe.— Solo estás pegajoso, pero solo hueles a Vic.
— ¿Vic? ¿A caso tengo un olor?— Digo asombrado.
— Todos lo tenemos, Vic. ¿No has leído el libro de El Perfume?
— No, ya dije que soy nuevo...
— Ese será tu siguiente libro y tarea.
— Excelente.
Otra vez la miro. ¿Sabían que vuela el tiempo a su lado?
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Querer a ciegas (Editando)
Ficção AdolescenteMi nombre es Victor. Soy un chico como cualquier otro, diría que bastante común... Hasta que me enfrento con mi realidad que mide 150 cm. Hace que dude de cada cosa que hago y el por qué la hago. Desde lo que es el amor y cómo es enamorarse; si soy...