XVI

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Doly

- ¡Oh por Dios!- Corro a abrazarla. Tenía mucho que no la veía, bueno desde el funeral de la abuela... Ella y mi primo han tenido sus altas y bajas, han tenido que estar a distancia pero aquí siguen queriendose como el primer día.

- Estás enorme y preciosa, Doly. ¿Por qué creces tanto cuando me voy?- Dice a mi lado.

- No lo sé.- Me alejo para darle espacio.

- Esto es para ti, preciosa. Desde que te conozco se que tú entre más instrumentos mejor.

Es enorme ni siquiera puedo adivinar que es. Le agradezco y abrazo de nuevo. Después de aduerñarme de ella, dejo que Jack la abrace y le de un beso. Soy testigo de cuanto la quiere y todo lo que haría por ella, lo mejor es que se que es recíproco.

Vamos al auto... Jack maniobra con mi caja para meterla y también nos acomodemos. Lo bueno fue que trajo la camioneta. Así puedo sentarme en la parte trasera y Mad en el copiloto.

Ponen música y yo tarareo las canciones que me sé.

- Y ¿Qué hay de nuevo, Dol? ¿Qué tal la preparatoria? ¿Las clases de música?- Pregunta Mad viéndome a través del retrovisor.

- Me cambiaron de grupo, desintegraron el mío. Pero al menos me quedé con Alex y los chicos. Las clases van muy bien, el violín aún no cede pero estoy en el proceso.

- Oh, curioso, ¿Te agrada tu nuevo grupo? Aunque sé que tú tripulación no te abandona.- Hace una pausa para tomar agua de una botella- Y me alegro mucho, se que eres una excelente música.

- Sí, la mayoría son agradables y me tratan bien. Hay dos chicas que se han vuelto muy unidas a mí, se llaman Minerva y Lilí. Y claro, ellos no me dejan.

- Me alegro mucho. Tu disfraz me encanta.

- Gracias, Mad. Fue bastante trabajo pero valió la pena... Aunque todos irán a una fiesta de disfraces y yo me quedé por mi cumpleaños...

No pude seguir con mi queja pues a unos metros de mi casa pude ver cómo mis chicos a blanco y negro corrían al interior de ella.

Podría jurar que por eso mi querido primo hizo una maniobra bastante exagerada al girar el volante y hacerme ir al lado izquierdo contra el sillón.

- ¡Estás loco!- Grito sin pena alguna.

- Era un bache, no lo ví. Lo siento.- Ríe como si nada.

Al llegar a casa pareciera que no hay movimiento alguno. Jack se tarda demasiado en bajar y yo quiero saber que planean. Me consumen los nervios y curiosidad.

Ya con aquella caja fuera de la camioneta. Los tres en la puerta. Jack abre muy despacio y se ve más adornado de como él y yo dejamos.

- ¡Sorpresa!- Salen de los pasillos mis chicos a blanco y negro. También Lí, Min y Vic. Y alguien más, mi tío Esteban con mis padres. ¿Cuando llegó?

No puedo dejar de sonreír y querer abrazarlos a todos. No sé cuánto tiempo estuvieron ocultando esto, pero lo lograron en definitiva. El primero que se acerca es Alex para abrazarme, pero antes le golpeó el brazo por hacerme creer que me dejaría sola.

- ¡Auch! Pero lo merezco.-Se soba un poco dónde le he propinado el golpe- Sabes que nunca te dejaría, eres mi mejor amiga.

Después toda la banda de chicos se acerca, pero se toman el tiempo para abrazarme uno por uno. Ellos saben lo que pasaría si lo hacen todos a la vez.

Así también papá y mamá. Mi tío se acerca, puedo notar que los años y el trabajo han hecho lo suyo, probablemente en algún momento Jack luzca de la misma forma y ambos seremos unos ancianos.

Querer a ciegas (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora