Steve miraba emocionado o lugar.
Los hermanos Russo, dueños del lugar movían el letrero de venta entre los dos.
—todo se ve fantástico, Señor Russo y... Señor Russo—dijo Steve girando a verlos.
—tenemos todos los papeles listos para firmar justo después del Mardi Gras— dijo uno de los hermanos.
—tengo una mejor idea—Steve los vio subir en un auto —¡porque no los firmó esta noche en el baile de disfraces de los Potts! —los vio alejarse en el auto.
—¡Eres un gran negociador, Steve! —dijo el otro hermano.
Steve los vio marchar y sonrió, lo había conseguido.
—mesa para uno, por favor —Steve giro y vio a su madre con una gran hoya.
—mamá
Sarah dio unos pasos hasta quedar más cerca de su hijo —te traje un regalo para que empieces a cocinar—
—la hoya de Gumbo de papá —murmuró, abrazo a su madre.
Sarah palmeo la espalda de su hijo —lo se, yo también lo extraño —a Steve se le empañaron los ojos —y bueno ¿que estamos esperando? Entra—
Steve corrió y abrió las duras puertas. Entró emocionado al lugar —mira esto ¡no sientes que te dan ganas de llorar! —Steve llegó al centro y unas palas salieron volando.
El lugar hecho de madera tenía varias partes caídas llenas de polvo y agujeros de gran tamaño en el suelo y el techo.
—si.... —Sarah miró con desconfianza el lugar.
—el maitre se parar justo donde estas —Steve estaba emocionado —y aquí pondré la cocina —fue al centro del lugar —y colgarla del techo un bello candelero de cristal —
Sarah negó con una sonrisa —sin duda eres idéntico a tu padre, nunca dejó de soñar con este viejo molino de azúcar —levantó una silla —sabes cielo, al final convertirás este molino en un lugar maravilloso. Pero es una lástima que trabajes tan duro —
Steve intentaba barrer —pero estoy muy cerca no voy a descansar ahora. Todo el trabajo duro que hizo papá no va a ser en vano—
Sarah coloco la hoya con fuerza en la silla —¡Steve! —llamó con el ceño fruncido —tu padre no logró abrir el restaurante de sus sueños, pero tenía algo mucho mejor, tenía amor— acarició el rostro de su hijo —y es todo lo que quiero para ti ¡que busques a tu príncipe!—
—¡Mamá, a mi no...!
Su madre lo cayo —¡no me veas la cara de tonta! Quiero que lo busques y bailen al compaz del felices para siempre —
Steve se sonrojo —mamá.... No tengo tiempo para bailes. Eso ya lo haré después —
—¿y eso en cuanto tiempo será?—pregunto Sarah con las manos en la cintura.
Steve la guió a una mesa improvisada —no le voy a desperdiciar —
Sarah se sentó— quiero nietos, no puedes adoptar solo —gruñó.
—esta lenta realidad y lo fácil que se nos da—saco de sus bolsillos el papel que su padre le había dado hace tanto y lo coloco frente a su madre para que pudiera visualizar lo que él —más yo se derecho a donde voy y me acerco poco a poco más y más —
Steve llevo a su madre a recorrer todo el lugar haciéndola imaginar como sería todo una vez el logrará comprar el lugar. Cocineros, meseros, comida deliciosa, todos listos para los comensales ansiosos que querrán visitarlos.
—hay dificultades siempre, y en todos es igual— abrazo a su madre —pero en la montaña llegare a la cima—
Sarah tomó una escopa y ayudó a su hijo a barrer el lugar y quitar varias telas de araña. Tomaron la hoya de Gumbo y salieron del lugar, no podían perder más tiempo, Steve debía volver a trabajar.
En las calles de Nueva Orleance, una mujer castaña corría apresurada, su nombre era Dallas Riordan, la pobre estaba sostenía varias maletas y buscaba desesperada a un hombre.
Varias personas le ofrecieron su ayuda, pero ella no podía aceptar nada, tenía una mision. Vio a lo lejos un grupo de personas, se acercó apresurada y encontró a quien estaba buscando.
—¡señor, estuve buscándolo por todas partes! —le dijo al castaño que bailaba al son de la música.
—que coincidencia, Dallas, yo testuve evitandote por todas partes —se quito su sombrero y continuó coqueteando con unas chicas.
—¡señor llegaremos tarde al baile de disfracez!
Tony lo cayo —¡escucha, Dallas, escucha! Es Jazz—celebró —¡la música de Jazz aquí es donde nació! — les guiño un ojo a unas chicas —es bellísima ¿no? —
—¡no! —dijo la chica.
Tony tomó su mano y la hizo girar —¡relajate, Dallas! —
—¡ya tenemos que estar en la mansión de los Potts! —le grito, intentado dejar de bailar.
Tony la soltó —pero antes ¡les invitó a todos a beber algo! —
—¿con que? —Dallas lo obligó a verla —tienes dos opciones por si no lo recuerda. Casarse con quien usted quiera a sus padres no les interesa si es un el o ya, pero debe ser rico o ¡Buscar trabajo! —señaló a un hombre que recogía el excremento de caballo.
–tu ganas— Tony levantó los hombros —pero antes ¡bailamos! —hizo girar a la chica tanto que ella hermano cayendo dentro de un tuba de gran tamaño.
Tony se hecho a reír —es perfecto, por fin te introdujiste en la musica— dijo el príncipe entre risas —¿entendiste mi chiste? Porque tu cabeza está dentro de la tuba— explicó.
—¡Quiteme esto! —grito la chica a todo pulmón.
Tony logró sacarla entre risas.
—¡Esto es denigrante, nunca me habían humillado así! —gritaba Dallas acomodando su vestido.
Una mujer con una máscara dorada de paro delante de ellos, vestida con una traje negro y botas de tacon se inclino y extendió su mano al príncipe.
—Señor y señorita, Anshante— ayudó al príncipe a levantarse —les da la bienvenida la doctora Withney Frost—le extendió una tarjeta oscura —¿que tal? —
Tony tomó la tarjeta —que dice aquí— empezó a leer —encantamientos, tarot, posiones, se realizan sueños —leía mientras la mujer lo guiaba.
Dallas intentaba tomar todas las maletas y seguirles el paso.
Withney Frost los llevó por un callejón —si fuera una apostadora y no lo soy, aborrezco los juegos de azar.—miraba a los lados para que nadie más los siguiera —apostaría que tengo ante mi a un miembro de la realeza. —
—¿acaso leyó el periódico, señora? –preguntó Tony mirando el periódico que escondía detrás de ella.
Dallas llegó junto a ellos y arrugó la nariz —señor, este tipo obviamente es un charlatán —aseguró Dallas en susurro cerca de Tony. —le sugiero que nos retiremos y... —
—¡ten más respeto! —ordenó la mujer apuntando a Dallas con un bastón —no vas a mofarte ni a burlar. En mi mundo estas tuyo no—le hizo saber apuntando a una gran puerta de fuego. —yo tengo influencia en el más haya— se escucho un eco. Que repetía lo que laujer decía, mientras la puerta de fuego se abría.
ESTÁS LEYENDO
El príncipe y el sapo
FanficEl trabajador y ambicioso, Steve sueña con algún día abrir el restaurante más fino de Nueva Orleáns. Su sueño se desvía un poco cuando conoce al príncipe Tony, quien ha sido transformado en un anfibio por Whitney Frost. Confundiéndolo con un prínci...