La rana salto del balcón y se acercó rápidamente —¡perdón, perdón! Lo lamento —la rana estaba por entrar al cuarto—¡no era mi intensión asustarte! Solo... —

Steve lanzó sin dudar los peluches que estaban a su alcanze, la rana saltaba esquivandolos. —espera un segundo—pidió, se resguardo tras un oso de peluche que callo cerca —tienes un brazo muy fuerte príncipe —pero veio al rubio seguir lanzando cosas —¡baja el simio ahora! —ordenó, pero el peluche logró golpearlo.

—¡apártate o...! —levantó un libro contra el sapo.

El sapo subió a saltos al aparador, cayendo en un rol —oh wow, dejame presentarme —se puso de pie —soy el príncipe... —Steve lo golpeó con el libro —Anthony—murmuró aplastado.

—¿príncipe? Pero yo no desee ningun... —miró a la estrella. —si tu eres el en verdad... ¡Quién! Esta baila con Pepper haya abajo —

El sapo se levanto algo mareado por el golpe —solo se que yo era un príncipe esta mañana, encantador y atractivo, un gran bailarín —se resbaló y cayó de un senton —y luego estaba tropezando con estas cosas —

Steve volvió a amenazar con el libro, Tony se cubrió, pero noto algo más.

—¡ey, yo conozco ese libro!

—¿el príncipe sapo? —dijo Steve mirando el libro y pasándolo hacia el sapo.

Tony sostenía el libro y lo dejó en la mesa, emocionado —mi madre hacía que los sirvientes lo leyeran para mí cada noche —movió la página donde la princesa besaba al príncipe y este dejaba de ser un sapo —¡esto es lo que debemos hacer! Tu me tienes que besar —

—disculpa

—te encantará, lo garantizo —dijo coqueto —no hay nadie que no goze mis besos, prepárate —todo su estómago se volvió un globo y luego volvió a la normalidad —eso es nuevo —

—oyen lo lamento, quisiera ayudarte, de verdad. Es que yo.... No beso sapos —le dio la espalda y se cruzó de brazos.

Tony lo miró tristemente —¿que? Pero en el balcón... Tu me lo pediste —

—¡no esperaba que contestaras! —volteo a verlo.

—¡pero tienes que besarme! —dijo desesperado —escucha, además de ser increíblemente atractivo, también vengo de una familia fabulosamente rica —me sonrió —sabes puedo consederte alguna clase de recompensa, un deseo que pueda consederte, tal vez —

Steve giro y vio la hoja que tantos años había llevado con el en el suelo.

—¿sólo un besito? —preguntó con el ceño fruncido.

—sólo uno —aseguró Tony —a no ser que supliques por más —

El rubio trago saliva y se acercó lentamente al sapo, pero sólo al verlo sintió arcadas, se giro y tomó mucho aire —tranquilo Steve, puedes hacerlo, puedes hacer —se ánimo. —solo un beso es solo un beso —mientras el sapo perfuma a su aliento con un poco de perfume.

Tomó aire y se giro, besando al sapo. La magia rodeo al sapo, pero este no cambió. En cambio Steve desapareció.

—Faldi faldonza! *—dijo al ver hacia abajo y ver el traje celeste regado por el suelo.

La tela se movió —creo que no cambiaste mucho —le dijo Steve —¿pero como llegaste ahí arriba? —le preguntó —y ¿porque estoy yo aquí abajo? —giro a ver aun lado, un espejo de mano. No podía ser cierto el era un sapo ahora.

Grito alto al verse y salto al mueble donde estaba el otro sapo.

—¡tranquilo príncipe, no te espante! —pedía Tony.

—¿que hiciste? ¿Porque estoy cubierto de baba? –preguntó sintiendose viscoso y aterrado.

Tony intentó calamarlo —no, no, no, no. Eso no es baba —lo calmo —estas secretando moco —

Steve quiso ahorcar lo, pero sin querer lo empujó y el sapo lo llegó con el, ambos calleron en un caballo mesedor, el libro también cayó detrás de ellos conas fuerza mandandolos volando hacia el baile.

Cayeron sobre el tambor, el músico al verlo intentó aplastar los con sus baquetas, pero sólo consiguió cambiar el ritmo tranquilo de la música por uno más animado.

La gente bailo más animada, los dos sapos salieron saltando y cayeron dentro del vestido de Pepper, la pobre asustada trataba de sacarlos, tirándose al suelo, casi desarmando su vestido vio a los dos animales.

Los sapos fueron perseguidos por el perro de los Potts pasando en las narices del supuesto príncipe.

El alboroto empezó, el perro perseguía a los sapos sopre la mesa, derramando toda la comida sobre los invitados, los sapos lograron escapar gracias a algunos globos que los llevaron lejos en el cielo.

Un gran trueno sonó a lo lejos. Una mujer con una máscara de plata miraba alejarse a los animales cada vez más. Camino hasta la pequeña casa aún lado de la mansión. Movió sus dedos y la ilusión del príncipe volvió hacia Pepper y la ayudó, mientras  dentro de la casa vio a joven castaña.

Dallas miraba asustada el frasco vacío. —ay no—murmuró, a su lado apareció Whitney Frost —que silenciosa es—

—¡Lo dejaste escapar! —le grito.

—el pobre sapito se ahogaba—se justificó, retrocediendo, intentando alejarse lo más que pudiera—así que abrí la tapa solo un poquito —la sombra de la mujer la hizo tropezar —¿porque debía dejarme enredar por estos disparates del vudú? —se levantó y miró el objeto con la sangre del príncipe lo apretó con fuerza, afuera en la fiesta la ilusión del príncipe desapareció.

Le lanzó el collar a la hechicera —¡use usted esta cosa horrenda!

Withney Frost se apresuró en tomar el collar —¡lo vas a romper! —logró atraparlo, miró molesta a la chica y le dio una fuerte bofetada —si algo le llega a pasar a esto te juro... —

La chica se cubría para evitar mas golpes, la hechicera suspiro y se coloco el collar —algo muy peculiar sobre el vudú, Dallas— le mostró que no cambiaba de forma ni la ilusión del príncipe volvía a aparecer —conjurar a algo tu sola es imposible —abrazo a la chica —además, ambas sabemos que el verdadero poder en este mundo no es la magia ¡Es el dinero! —señaló la inmensa pintura del señor Potts. —mucho dinero.

—es cierto —aceptó Dallas.

—no estas cansada de vivir al margen, cuando esos tipos ricos con sus bonitos autos apenas giran a devolverte la mirada —dijo Withney frost furiosa.

—lo estoy—aseguró la chica.

Withney Frost guio a Dallas a un espejo le coloco el collar y tomó la forma de Tony —solo debemos remplazar a ciertas personas, nos desasemos del viejo y la hijita de papi, nos quedaremos con todo —le aseguro —y podrás salvar a tu príncipe con la jugosa mitad que te corresponde —se giro a un lado y murmuró —sesenta, cuarenta como sea—

Dallas asintió —pero ¿que pasará ahora con Tony? —

Withney Frost golpeó a la chica en la cabeza —tu pequeña torpeza es apenas un bache en el camino al éxito. En tanto tengamos su sangre en esto —meneo el collar

El príncipe y el sapo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora