Maravillosamente Monstruoso

Capítulo 9, Parte II: Hacia la Oscuridad #2

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La apertura de la puerta hizo que Jungkook detuviera su ritmo, apartando la vista del libro que descansaba sobre su brazo para ver quién era. —Hola ... —dijo Jimin en voz baja, cerrando la puerta detrás de él y apoyándose tímidamente contra ella. Ojos curiosos y melancólicos miraron a Jungkook antes de sonreír un poco. —No creo haberte visto estudiar tan duro en tu vida.

Jungkook soltó una risita por el bien de Jimin, —Bueno, nada ha sido tan importante en mi vida. —Jimin lo examinó de arriba abajo y se acercó a él, sorprendiéndolo al colocar un beso rápido en sus labios con las manos a cada lado de la cara.

—Gracias, Jungkook. —Los ojos de Jimin estaban tan tristes e insondables, que parecían lavarse sobre Jungkook como un balde de agua fría. Hora de despertar.

—¿Entonces no les dijiste? —Ambos hablaban en susurros, intercambiando palabras solo para ellos.

—No. —Jimin buscó en su rostro intensamente, casi catalogándolo. —Todavía no, al menos. —Le quitó las manos de la cara y se acercó a la mesa donde Jungkook tenía todos los libros sobre vampiros que había abierto y extendido. Pasó un dedo a lo largo de la vieja madera de la mesa, mirando los libros con una expresión indescifrable.

—Yo ... no he encontrado nada. —Admitió Jungkook, cerrando de mala gana el libro en sus manos y dejándolo con un suspiro exhausto. —Ni siquiera estoy seguro de lo que estaba buscando. Apenas puedo pensar. —Se sintió mal confesarlo pero era la verdad. Había estado aquí durante horas desde el desayuno, y estaba tan perdido como antes. Había metido una pila de libros en el gong del reloj de pared de fondo hace algún tiempo. Mientras el ruido se detenía, el tiempo no.

—El sentimiento es mutuo. —Jimin cerró cuidadosamente uno de los libros y leyó la portada antes de pasar al siguiente, cerrándolo también.

Jungkook dio un paso para detenerlo, pero se detuvo cuando vio la expresión apretada de Jimin. —¿Por qué? —El mayor solo tarareó en respuesta, llegando al último libro y comenzó a recogerlos. —¿Jimin? —Jungkook entregó su libro sin luchar, una terrible impotencia cayendo sobre él.

—No perdamos nuestro tiempo, ¿de acuerdo? —Jimin respondió con firmeza mientras tomaba algunos de ellos en sus brazos, enviando a Jungkook una mirada a través de su flequillo que no era suplicante pero lo suficientemente grave como para no poder encontrar una manera de responder. Quería pelear, pero Jimin estaba tan tranquilo y tierno que solo podía ceder y asentir.

Como golpeado por algo, los ojos de Jimin se abrieron por un segundo y dejó caer algunos de los pesados ​​libros, su boca abierta en un jadeo silencioso. El hombre maldijo por lo bajo cuando un doloroso escalofrío lo recorrió.

Jungkook estaba siendo ahogado, como si el agua realmente le cayera por la garganta. Se ahogaría en cualquier momento, pero no podía hacer nada. —Ten —dijo suavemente, recogiendo los libros del suelo. Jimin le agradeció débilmente, sentándose y poniendo su rostro en sus manos. Un delgado haz de luz de las ventanas flacas brilló sobre él, pareciendo cortar a Jimin por la mitad con su línea dura y atraer los ojos a la forma en que sus dedos se curvaron en su cabello.

Jungkook volvió a subir la escalera una vez más, con los libros pesados ​​e inconvenientes en sus brazos involuntarios como Sísifo y su roca. No hubo alivio cuando empujó los libros de vuelta a su lugar, porque tendría que bajar con las manos vacías y no haber ganado nada. Al igual que la roca rodando por la colina de nuevo, sintió que sus incansables esfuerzos por la esperanza solo lo habían llevado a ser aplastado aún más por una impotencia hueca e implacable.