Chapter 4

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Esa noche no pudo dormir. Su vista se quedó clavada en el techo, la opresión que sentía en el pecho iba a matarla en cualquier momento; si cerraba los ojos pensaba en Jacob, si los abría entonces sus pensamientos iban directo a los hermanos Weasley. Su mente gritaba recuerdos, de los más dolorosos a los más agradables, no podía callar las voces que clamaban una solución.

Tratar de dormir no era una opción, sólo pensaba en su hermano y en cuanto lo necesitaba en ese instante. Era la única persona con quien se entendía de forma genuina, desde que eran niños la cuidó y amó pese a sus errores. Cargaba en soledad la responsabilidad de encontrarlo, de proteger a todos en Hogwarts; desde su primer año tuvo una aplastante presión por ser quien todos esperaban que fuera.

Pensar que ahora se preocupaba por problemas tan banales como los hombres. Deseaba, desde lo profundo de su corazón, que la noche fuera eterna. Así no tendría que enfrentar a nadie mañana. La ponía furiosa preocuparse tanto por lo que pensaba Bill, lo que podría llegar a hacer, quería correr a su brazo y suplicarle que la perdone. Probablemente lo haría.

"Debo buscarlo al amanecer en el baño de prefectos"— pensó. — "Esperaré lo que haga falta."

Si él podría perdonarla, entonces significaba que muy en el fondo la quería.

La mañana llegó, intentó arreglar su aspecto cansado pero sus manos no dejaban de temblar. Sólo tenía que suplicarle, decirle que no fue su intención hablarle así a Charlie y que no intentaba causarle problemas.

Contrario a sus planes, su corazón le falló y no fue directamente al baño de prefectos, en cambio se escondió en el pasillo donde el hielo maldito apareció por primera vez. Se sentó bajo la ventana llena de colores, y escondió la cabeza entre sus rodillas; para su fortuna, ese pasillo era el menos concurrido. Tendría tiempo para pensar y calmar sus nervios.

Vio a un par de chicos slytherin entrar, tendría que despedirse de su tranquilidad. Intentó ignorar los chistes absurdos que se hacían entre ellos, debían ser de un sexto o séptimo año puesto que sus bromas iban dirigidas a otros profesores más avanzados. Milagrosamente el ruido paró, pero el ambiente se tornó pesado; al levantar la cabeza se dio cuenta de que los chicos nunca se fueron, estaban parados frente a ella, observándola. Un escalofrío recorrió toda su columna vertebral, los hombres en manada podían llegar a ser aterradores.

— No imaginábamos encontrarte aquí. — Dijo uno de los slytherin. MC se puso de pie, esperando el desenlace de sus palabras. — ¿Estabas esperando a alguien? ¿Un nuevo amante?

Así que sólo estaban allí por eso. Le asqueaban, ¿Con qué derecho se expresaban así? Eran todos iguales, se sentían moralmente superiores y luego dejaban florecer sus más bajos instintos.

— Sí, espero al inútil de tu padre. — Contestó desafiante. En unos instantes se abalanzaron sobre ella y la sujetaron sus brazos, al tener sus piernas libres fue lógico para ella dar patadas y puntapiés a quien se atravesara. Maldita sea su mala actitud, pero se consolaba a sí misma pensando que no habría marcado una diferencia con quedarse callada.

— No seas tan ruda, creí que ofrecías tus servicios a quien fuera ¡Incarcerus! — Sintió las cuerdas apretar su cuerpo y cayó como un peso muerto al suelo. Ahora estaba en un serio problema, no conseguía liberarse ni alcanzar su varita y esos estudiantes parecían planear un festín con su cuerpo. Se sintió valiente y capaz de enfrentarlos, pero comenzaron a tocar su cuerpo y aquello la descolocó; gritaba por ayuda pero la harían callar en cualquier momento y no quería averiguar con qué. Los muchachos comenzaron a bajar sus cremalleras; reaccionó escupiendo insultos e intentando morderlos, uno de los más altos puso sus manos alrededor de su cuello y comenzó a asfixiarla, servía para distraerla mientras bajaban sus bragas.

I need a mental stability spell (Hogwarts mystery)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora