Chapter 11

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Pasaba cada segundo posible entrenando en el estadio de quidditch, había algo en la velocidad y en meter goles que le ayudaba a concentrarse. No podía pasar un minuto más en clase, con Diego y Badeea sentándose detrás de ella, sentía sus miradas y un aura de amenaza constante.

Murphy estaba en la cabina del comentarista, leyendo otro de sus libros de estrategia, la acompañaba en cada entrenamiento sin falta. Ella no negaba su presencia, le agradaba no estar sola en el campo y tan lejos del castillo, él sería testigo si algo le pasaba. Además, otra ventaja era poder besarlo todo lo que quisiera.

Dirigió su escoba hacia la cabina, necesitaba un descanso.

— ¿No te parece mucho entrenamiento físico? — Preguntó Murphy. — Deberías tomarte un descanso y empezar a trabajar estrategias.

— Eso te encantaría, ¿no es así? — Inclinó su escoba para robarle un beso, el sonido de un crujido la paralizó. Murphy fue más rápido que la gravedad al lanzar su hechizo.

—¡Arresto momentum! — Lo único que siguió su camino hacia abajo fueron los restos de su escoba vieja. Temblaba y se negaba a mirar hacia abajo, esto fue premeditado, alguien rompió su escoba a propósito para verla caer y si el comentarista no hubiese estado allí entonces no habría podido salvarse. Seguía suspendida en el aire mientras Murphy intentaba atraerla y extendía su mano hacia ella. — Todo estará bien, toma mi mano y...

Su figura se hizo lejana de repente, volvió a caer y los hechizos de captura no estaban funcionando. ¿Quién sería el responsable esta vez? ¿Diego? ¿Badeea? ¿La persona misteriosa? Mientras se acercaba cada vez más al suelo del estadio, tuvo miedo de que le hicieran daño a McNully, él no tenía nada que ver y podría sufrir las consecuencias.

Alguien la sostuvo, sintió su cuerpo ser tomado y flotar unos segundos antes de rodar en el césped. Su salvadora, Skye Parkin y su aparentemente nueva escoba, no contuvo sus jadeos; después de recuperarse del shock, la vio sonreír.

— La mejor compra de la vida. — Dijo mientras señalaba su escoba.- Mi padre la consiguió después de nuestro último partido, es una cometa 260.

— Que lindo, gracias por salvarme. — No lograba separarse del suelo, se aferraba a la hierba como si volviera a caer. — Tal parece que esa escoba resultó un regalo para ambas.

— Son de las favoritas de la familia Parkin, y Orión nos dijo que nos enfrentaríamos a la Casa más veloz en Hogwarts.

—¡Al demonio con eso! — Exclamó Murphy mientras se acercaba a ellas. — ¿Están bien?

Sus piernas temblaban, se arrastró lo suficiente para abrazarse a la silla de Murphy; asintió con la cabeza para confirmar que todo estaba bien, aunque claramente no lo estaba.

— Tienes que tener cuidado con esas escobas viejas. — Dijo Skye. — Cuando vuelas a altas velocidades, un encantamiento de frenado puede marcar la diferencia entre una victoria y una derrota, y todas las escobas Cometa traen incluido el encantamiento de frenado de Horton Keitch. Aunque en tu caso fue solo mala suerte.

— ¿Y cómo funciona? ¿El encantamiento de frenado de las Cometa te permite controlar más el movimiento? — Le siguió la corriente, para ellos sólo fue un accidente que pudo terminar mal. No sospechaban la verdadera naturaleza de lo que ocurrió.

—¡Déjame mostrarte ese movimiento especial que te conté! El encantamiento de frenado lo hace posible.

Mientras ella daba vueltas y derrapes alrededor del campo, se animó a levantar su mirada hacia Murphy. Parecía estar pensando, algo en su mirada no le gustaba.

I need a mental stability spell (Hogwarts mystery)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora