Capítulo 3.

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El príncipe apareció más rápido de lo que quería, pero luego pensó que eso era ridículo. Tarde o temprano ocurriría.

Observó que estaba en un castillo. Mejor dicho, en la réplica de su castillo. Las banderas del Dragón Oscuro, el campo de batalla, la forma del castillo. Se notaba que la mano gigante se había esforzado.

No tenía indicaciones de como llegar a la Mansión Smash o que debía hacer. Solo podía quedarse ahí, observando el gran y anaranjado sol.

Le costaba admitirlo, pero le encantaba esa sensación. La brisa chocando contra su cara y sus brazos desnudos, sintiendo también como su cabello se movía al compaz del viento. Sus pulmones ahora estaban llenos del aire limpio y fresco; no como la de su mundo, sucio y pesado. Por un momento.

Se sentía vivo.

Algo interumpió su tranquilidad. Eso lo molestó demasiado. Abrió los ojos con enojo, buscando al culpable. Para su sorpresa, era un ejercito de pequeñas criaturítas dirigiéndose hacia él.

—¿Qué hizo es mano parlante ahora? —dijo entre dientes para si.

La cosa ya había empezado mal.

Vacío. {Marth x Ike}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora